viernes, 5 de marzo de 2010

Capítulo.2

Stefan y Elena estaban en la cocina preparando la comida.

- Me preguntó dónde estará Roxy, estoy muy preocupada por ella.
- Tranquila, Elena. Roxy no es una niña…
- Me estoy volviendo paranoica. –se abrazó a Stefan. – Vale… Ya me tranquilizo. –miró a su chico. – Pero si no me coge el teléfono o no me llama, saldremos a buscarla.

**

Tras unas dos horas de viaje Damon paró frente a un bar y se bajó del coche.
- ¡Ya hemos llegado!
- Te recuerdo que no tengo la edad para beber.
- ¿Te recuerdo que soy un vampiro que tiene la capacidad de persuadir? –rió mientras se daba la vuelta.
- No pienso emborracharme. –pero Damon ya había entrado y no me escuchó. - ¡Maldita sea! –suspiré. - ¿Quién me ha mandado venir? ¡Tonta, Roxy, tonta!

Al acabar de maldecirme a mí misma decidí entrar en el bar, busqué a Damon con la mirada, le encontré sentado en la barra, me miró e hizo una seña para que me sentase a su lado.

- ¿Qué vas a tomar? –me preguntó.
- ¿Yo? Nada, ya te lo dije. –le contesté secamente.
- ¡Oh, vamos! No seas aguafiestas.
- No voy a beber, me niego.
- ¿Ya estamos con lo de ser buena y no hacer nada que Damon haga? ¡Olvídate por una vez de lo que digan Elena y Stefan y vive tu vida! ¡No puedes estar siempre escuchando lo que dicen! Tienes que decidir por ti misma las cosas… -Vale… Ese comentario había encendido mi bombilla. Tenía razón, no tenía porqué hacer siempre caso a mi hermana y a Stefan, ya no era una niña, tenía que aprender a decidir las cosas y pensar en las consecuencias, pero sin tener en cuenta a nadie más a que a mí.
- ¡CAMARERO! ¡Un tequila, por favor! –miré a Damon y me tomé el tequila de golpe. Me sentó algo mal al momento.

Damon se acercó a mí, pasó su brazo por mi hombro y sonrió satisfecho.

- ¡Así me gusta! ¡Dos tequilas más!

Pasamos un buen rato bebiendo más alcohol, yo ya había perdido la vergüenza y parte de mi autocontrol, tanto que empecé a hacer un concurso de quién aguantaba bebiendo tequila, no sé cómo pero gané…

- ¡Madre mía, Roxy! Y yo que creía que no tolerarías el alcohol y fíjate… -me soltó Damon.
- No me conoces lo suficiente… -me reí. – Voy un momento al baño, ¿vale? No te vayas sin mí…
- ¡No te preocupes ahora que me empiezo a divertir no me iré!
**

Elena ya estaba muy preocupada por su hermana, daba vueltas por la habitación echándose las manos a la cabeza.

- Stefan, esto ya es preocupante. ¿Dónde puede estar? Ya he llamado a Matt, a Bonnie y a Caroline y no la han visto… ¿Qué más puedo hacer? –se sentó en la cama.
- Es muy raro y lo que también es extraño es que aún no he visto a Damon, no ha pasado para estropearnos el rato… -fue entonces cuando se quedaron pensando y llegaron a la misma conclusión.
- ¡DAMON! –soltaron a la vez.
- Voy a llamarle… -dijo Stefan sacando su teléfono móvil.

Salió de la habitación y caminó por el pasillo, esperando a que su hermano cogiese el teléfono. Elena fue tras él.

- ¡Damon! ¿Dónde estás? –preguntó Stefan intentando calmarse.
- ¡Hermanito! Estoy por ahí… -contestó.
- Y por casualidad no sabrás dónde está Roxy, ¿no? –se comenzó a notar que estaba tenso. Se volvió a meter en la habitación de Elena.
- ¿Roxy? No… -se notaba que mentía.
- Sé que está contigo, Damon… Dime dónde esta…
- ¿Por qué? ¡Lo estamos pasando bien!
- He dicho que me lo digas… ¿Dónde está Roxy, Damon? ¡Dímelo ya! –gritó histérico Stefan mientras daba vueltas por la habitación.
- ¡No te preocupes, hermanito! ¡Está conmigo! ¡No le pasará nada! –rió y colgó.
- ¡Damon, Damon! –gritó Stefan. Y tiró el teléfono. Estaba muy enfadado.
- ¿Qué pasa? Está con él, ¿verdad? –le miró. Stefan tan sólo asintió con la mirada. - ¡Dios mío! Espero por el bien de tu hermano que no le pasa nada a Roxy… -Stefan la abrazó para consolarla.

**

Volví del baño, pero no me senté. Miré a Damon y no pude evitar preguntar al verle con el teléfono móvil en las manos.

- ¿Qué ha pasado?
- ¡Nada! ¡Me han llamado, pero no era nada! –me miró y sonrió.
- ¿Podemos irnos ya? Estoy cansada…
- Está bien, pero me tomo la última copa. –me acarició la cara al ver que estaba muy cansada.
- Vale… Te espero fuera, en el coche. –y salí por la puerta.

Salí fuera y me encontré con todo ya oscuro, hacía mucho frío y estaba sin la chaqueta, pero intenté aguantar, Damon no debía tardar mucho en tomarse la copa, así que me apoyé en el coche y esperé.
Iba pasando el tiempo y Damon no volvía, debía estar tomándose más de una copa… Todo estaba en silencio pero yo estaba asustada, comencé a tranquilizarme, pero algo interrumpió mi concentración, comencé a escuchar ruidos y me asusté mucho. De repente escuché unos pasos se iban acercando a mí, así que me levanté y me dirigí al bar, podía utilizar como escusa que tenía frío y que quería la chaqueta de Damon. Sí, esa era una gran idea, no quería que Damon notase que estaba asustada.
Me dispuse a entrar cuando alguien me agarró del brazo y me estampó contra la pared, no llegué a ver quién era hasta que se acercó a mi rostro. No podía ser Damon, no le había visto salir…

- ¿Qué tenemos aquí? ¡Mmmm! Una damisela en apuros… -era una voz que no conocía y debía ser un vampiro. Estaba muy asustada.
- ¡Suéltame! –me intenté soltar de sus brazos.
- No tienes nada que hacer pequeña… No te va a doler, será rápido… -se fue acercando a mi cuello, pero le pegué un puñetazo y retrocedió, yo corrí como pude pero me alcanzó y me tiré al suelo.
Hice lo único que me quedaba por hacer, pedir ayuda.
- ¡DAMON, DAMON! ¡AYUDA! –grité con todas mis fuerzas.
-

*[PUNTO DE VISTA DE DAMON]*

Estaba tomándome otra copa, sé que le había dicho a Roxy que sólo sería una, pero sentí la necesidad de beber más y así hice.
Me concentré en lo que había en el fondo de mi vaso, era Whisky del 1880, estaba bueno pero había probado de mejores. Aunque el Whisky no se podía comparar a la sangre humana, eso sí era algo delicioso. Me había acostumbrado tantos años a beber sangre, que sabía que si intentaba seguir la dieta de Stefan, de beber sangre animal, no iba a aguantar ni dos asaltos, así que, ¿para qué intentarlo?
Bueno… Ya estaba bien de reflexiones tontas… El alcohol parecía sacar siempre mi lado más filosófico y nostálgico, así que cogí el vaso y bebí el último sorbo.
Llamé al camarero y usé mi poder persuasivo para poder irme de ahí sin pagar. Tenía el dinero suficiente para pagar todo lo que bebimos aquella noche pero no tenía ganas de hacerlo. Me levanté y me paré en seco. Comencé a escuchar unos gritos, me giré a ver si alguien en el local estaba gritando pero no vi nada raro, profundicé mi oído y escuché de nuevo los gritos, venían de fuera, eran de una chica… La voz me sonaba… Era Roxy…
Corrí rápidamente hacia fuera y la vi ahí tirada en el suelo mientras un vampiro intentaba lanzarse sobre ella y morderle en el cuello.

"¡Ah, no! ¡Tú no! ¡Ponte a la cola, chaval!" –pensé para mis adentros.

- ¡Eh, tú! ¡Bicho feo! –le grité para provocarle.
- ¡Vete de aquí, no comparto! –contestó.
- Perdona que te lo diga… Pero es mía… -me acerqué.
- ¡Vete a la mierda, tío!
- ¿Tío? ¿Vete a la mierda? –ahora sí que me había cabreado. Me lancé sobre él y comencé a pegarle, no le dejé ni tan siquiera respirar. Y en cuanto le vi echado en el suelo sin poder defenderse, cogí una rama de árbol que encontré a mi alrededor y se la clavé en el corazón.

Me levanté en seguida y corrí a ver cómo estaba Roxy. La encontré inconsciente y tan frágil ahí tirada en el suelo… Sentí hasta pena. Todo aquello había sido culpa mía. Tan sólo esperaba que estuviese bien.
La cogí en peso y la metí en el coche, la tapé con mi chaqueta, estaba congelada. Arranqué el motor y nos dirigimos de nuevo a Mystic Falls.


Había sido una noche larga y aún lo sería más cuando la llevase a casa y me encontrase con Elena y Stefan. Pero eso ahora no me importaba en absoluto…

1 comentario:

  1. Está muy bien Vicky =)
    ahora voy a leer el tercero :)
    bss

    ResponderEliminar