lunes, 14 de junio de 2010

Capítulo.12

Al día siguiente me levanté tranquilamente para ir al
instituto. La verdad es que hoy me sentía muy bien, tal vez era por lo ocurrido
con Damon. No podía dejar de pensar en lo que había pasado… Pero cada vez que
me paraba a pensarlo algo me interrumpía los pensamientos, y esta vez fue Elena
avisándome de que habíamos llegado al instituto.


Bajé del coche y me dirigí a la puerta principal, ahí me
encontré con el chico nuevo, Ian.

- ¡Hola Ian! ¿Qué tal? –le saludé.
- ¡Hola Roxy! Bien, ¿y tú? –me sonrió.
- ¡Bien, también! –le devolví la sonrisa.
- ¿Entramos? –me preguntó. Yo asentí y le seguí hacía dentro del edificio.

**

Ya era la hora del recreo. Ian me hizo compañía. Estábamos
sentados en el césped. Charlábamos entretenidamente.

- ¿Elena es tu hermana? –me preguntó.
- ¡Sí! ¡Jajaja! ¿Es que no nos parecemos? ¡Somos
mellizas! –me reí.
- Sí, en algo os parecéis. –reía conmigo. –Ella está saliendo con Stefan, ¿verdad?
- Sí, llevan ya un tiempo juntos. –le expliqué.
- ¿Y tú no tienes novio? –me miró. Yo me sonrojé.
- Digamos que hay algo con alguien… -me sonrojé aún más.
- ¿Le conozco? –preguntó juguetón.
- ¡No! No es del instituto… ¿Y tú? ¿No tienes novia?
- ¿Yo? No, que va… Tuve una relación pero no duró mucho… Nos fue muy mal…
- Oh, lo siento…
- No te preocupes. Todo está bien. Hace poco conocí a
otra persona y bueno me gusta mucho, espero que esta vez vaya mejor.
- Seguro que sí, ya verás. –le mostré mi mejor sonrisa.

Me giré y vi a Stefan sentado en un banco. Estaba solo,
Elena no le acompañaba. Era mi oportunidad de acercarme a él y hablarle. Me
levanté y me disculpé.

- Lo siento, Ian. Ahora vengo. Tengo que hablar con Stefan.


Me dirigí hacia Stefan, mi cara tenía una expresión en plan,
“Ya te estás explicando”. Fui a hablar pero volvió a reírse como hizo el día
anterior al marcharme de su casa.

-Ya me estás diciendo por qué te estás riendo de mí. Que
yo también me quiero reír… -le solté algo enfadada. Stefan no habló. – A mí no
me hace gracia… Explícate, ¡YA! –le exigí.
- Tranquila, Roxy… -intentó calmarme. –Ayer os escuché. –mi cara era todo un poema.
- ¿Que tú qué? No sé de qué me hablas… -disimulé.
- Roxy… Oí todo… Sé que os acostasteis juntos. –me
sonrió. Ya no podía ocultarlo. Me había pillado.
- No se lo habrás dicho a Elena, ¿verdad? No lo sabe,
¿no? –me puse histérica.
- Tranquila, Roxy. No lo sabe. Cuando estés preparada, díselo. –me abrazó. Yo suspiré de alivio.
- Por cierto… Los vampiros lo hacéis estupendamente bien…
-me reí. Él también comenzó a reírse.
- Eso lo noté ayer noche con tus gemidos… -comenzó a reírse,
mientras yo me sonrojaba y le daba un leve puñetazo en el pecho.


**

Esa tarde había quedado con Damon en el Grill. Llegué y me
senté a esperarle. Supongo que no tardaría en llegar.


Pedí un refresco y me puse a observar la gente que había a
mi alrededor. En ese momento noté una mano sobre mi hombro. Me giré pensando
que era Damon y al observar a la persona que tenía frente a mí, vi que era Ian.

- ¿Qué haces aquí, Ian? –le sonreí.
- He venido a tomar algo, te vi y quise saludarte. –me
dijo dulcemente. -¿Qué haces tú?
- Estaba esperando a alguien… -me giré y vi a Damon en la
entrada del Grill. –Lo siento, Ian. Me tengo que ir. –le di un beso en la
mejilla y me fui hacia la entrada, Damon ya no estaba. Pero supuse que habría
salido del restaurante. Salí por la puerta y así era, estaba fuera esperándome.


Me acerqué a él por detrás y antes de poder hacer nada él se
giró y me miró dulcemente. Yo le sonreí.

- Hola… -le susurré.
- Te veo muy guapa hoy. –me dijo Damon. Yo me sonrojé.


Nos dirigimos a su coche y fuimos a mi casa. Jenna no estaba
y Elena estaba con Stefan en la mansión. Así que teníamos la casa para nosotros
solos.

Fuimos a mi habitación y ahí Damon se echó en mi cama.

- ¿Estás cómodo? –me comencé a reír.
- Lo estaría aún más si te tumbases a mi lado. –Sonrió
pícaramente. Yo me acerqué a la cama y me tumbé a su lado. Él me abrazó y me
dio un beso.


En ese momento alguien abrió la puerta. Yo me aparté de
Damon rápidamente y dirigí mi mirada hacia la puerta. Ahí estaban Elena y
Stefan. Éste último no hacía más que reírse. Elena se quedó boquiabierta.

- Yo… yo… Lo siento… -se disculpó mi hermana. Fue a darse
la vuelta pero volvió a mirarnos. - ¿Vosotros dos? –su cara era de asombro. Yo
me tapé la cara avergonzada.
- Elena, ¿podrías salir y dejarnos solos? Queremos
intimidad. –soltó Damon con ese tono que solía irritar a Elena y a cualquiera
que escuchase hablar así a Damon.
- Elena, déjalos. Llevan mucho tiempo así. –dijo Stefan.
- ¿QUÉ? ¿Tú lo sabías y no me has dicho nada? –le fulminó
con la mirada a su novio.
- Elena soy mayorcita, ¡eh! Tengo tu misma edad. Y tengo
tanto derecho como tú a tener novio y a enamorarme. –le solté.
- Pero no de Damon… -me contestó.
- ¡Elena, BASTA! –dijo Stefan y se la llevó de ahí, no
sin antes hacernos un gesto de disculpa.


**


Ya era muy tarde. Después del día que había tenido decidí
irme a dormir. Estaba agotada, me eché en la cama y cerré los ojos, pero de
repente sonó el timbre. Esperé a que alguien abriese pero parecía que no había
nadie en casa.


Bajé las escaleras y abrí. Ahí encontré a Ian.

- ¡Ian! ¿Qué haces aquí? –le pregunté sorprendida. -¿Cómo
has sabido dónde vivo?
- ¡Hola! ¡Quise hacerte una visita! Caroline me dijo
dónde vives. Espero que no moleste. –sonrió.
- ¡Oh, no! Estaba leyendo. –mentí. –Pasa. –le ofrecí que
entrase.


**

Estuvimos toda la noche riendo y hablando, me lo estaba
pasando muy bien, pero ya era muy tarde e Ian se dio cuenta.

- ¿Estás cansada? –me preguntó.
- No… -mentí.
- No me mientas… Has bostezado como unas cincuenta vecesen todo este rato que llevamos juntos. Me voy ya… Vete a dormir y ya nos
veremos mañana. –me volvió a sonreír.
- ¡Está bien! Pero que sepas que me lo he pasado muy bien
contigo. –le acompañé hasta la puerta y me despedí de él.


**

Subí las escaleras y me acosté en mi cama, ahora sí que no
podía aguantar más. Estaba cansadísima así que cerré los ojos y me dejé llevar
por el sueño.


Estaba caminando por el pasillo de mi casa. Había escuchado un ruido y me había despertado. La curiosidad me pudo y por eso me hallaba en el pasillo, quería saber qué había sido ese extraño ruido.


Avancé con algo de miedo, caminé hasta llegar al final del pasillo. La luz del baño estaba encendida. Me asomé con cuidado por el marco de la puerta. De repente una mano me tocó el hombro yo me giré sobresaltada.

- No huyas de mí… Sé que me deseas… -me decía una voz.
- ¿Damon? –pregunté asustada.
- No… Damon no existe… Sólo estamos tú y yo.
-¿Quién eres? –estaba aterrada. Comenzamos a avanzar hasta llegar al baño y ahí le vi la cara. Era Ian. No llegué a decir nada, ya que comenzó a besarme frenéticamente.
No me pude resistir era mucho más fuerte que yo. Intenté soltarme pero todo
quedó en un burdo intento.
Me dejé llevar, tal vez así pararía pronto. Pero no, él no paró. Comenzó a desabrocharme la camisa.
Yo intentaba deshacerme de él, pero no podía.

- ¡Déjame! –me intentaba soltar. -¡He dicho que me sueltes! –él no hizo caso y siguió.



Algo me hizo despertar de golpe. Estaba
asustada. Comencé a gritar y a patalear del susto que me había llevado.

- ¡Suéltame! –di una patada al aire.
- ¡Shhh! Tranquila, Roxy… Soy yo. –miré a mi lado y vi a Damon abrazándome dulcemente.
- Damon… -me dejé caer sobre su pecho.
- Sólo ha sido una pesadilla… -me intentó calmar.
- Parecía tan real… -me dio un beso en la frente. –Tengo frío.
- ¿Por qué duermes con la ventana abierta si tienes frío?–me preguntó Damon mirándome fijamente.
- Yo no le he dejado abierta, la habrás dejado tú abierta al entrar… -le miré.
- Roxy, yo he entrado por la puerta…

miércoles, 2 de junio de 2010

Capítulo.11


A la mañana siguiente ya me encontraba en la mansión Salvatore. Estaba sentada en el sofá del gran salón, no había nadie más en la casa o eso creía. Estaba leyendo un libro, aunque no era capaz de concentrarme en el argumento, ya que no hacían más que venirme momentos del día anterior a la cabeza. Aún no había visto a Damon. Y sentía como si le echase de menos. Estaba deseando verlo, pero ¿dónde estaba?

Me fui a levantar del sofá para dejar el libro, ya que era incapaz de leerlo. Pero algo me golpeó rápidamente y caí sobre el sofá.
Asustada levanté la vista y no vi nada. Comencé a escuchar unos ruidos muy raros y algo que se acercaba a mí. Cerré fuertemente los ojos y noté algo cerca de mí. Grité.

- ¡Tranquila! –me dijo una voz. La reconocí en seguida.
- ¡Damon! Qué susto… -traté de coger aire. Él me acarició la cara.
- No pretendía asustarte. –dirigió si mirada hacia mis labios. Yo no dije nada y me acerqué a besarle. Fue un beso muy tierno. Pero que fue interrumpido. Damon se levantó rápidamente y se sentó en un sillón lejos de mí. Yo no entendía su reacción, hasta que entró Elena.

- ¿Qué hacéis? –preguntó Elena sonriente.
- Estoy leyendo un rato. –le contesté y no pude evitar sonreír por la reacción de Damon.
- ¿Y tú? ¿Por qué vienes tan contenta? –preguntó Damón, pero antes de que Elena hablase volvió a hablar él. - ¡Ahhh, ya sé! Tú y Stefan…Cama… ¿Sigo? –miró a Elena y ella sonrojada le lanzó una mirada asesina. – Os lo debéis de haber pasado en grande, porque, ¡ufff! No me habéis parado, ¡eh!
- Damon… ¿Podrías callarte?
- Es culpa vuestra que os escuche… Si no os lo montaseis en esta casa, no os tendría que escuchar… Tengo un oído muy fino y lo sabes… -Damon miraba a mi hermana con una sonrisa pícara mientras yo me reía. Elena muerta de la vergüenza cogió un cojín y se lo lanzó. Pero Damon lo paró antes de que le golpease. Mi hermana echa una furia se marchó de la habitación. Damon me miró a mí y yo sólo me reí.
- Eres la siguiente… -esa mirada no me gustaba. –Pero para ti tengo otros planes… -yo le miré y salí corriendo del gran salón, escaleras arriba, intentando llegar a algún sitio en el que me encontrase con otra persona. Da igual si era Elena o Stefan, pero no me gustaba esa mirada tan pícara de Damon.
Corriendo de él me sentí como una niña pequeña jugando al escondite… Aunque no sabía porqué corría, si al final Damon acabaría atrapándome. Tal vez corría porque era divertido ver como Damon me necesitaba, ver como quería estar conmigo…

Corrí por el largo pasillo del segundo piso de la mansión. La verdad era que no me conocía toda la casa y no sabía a dónde ir. Pero seguí corriendo hasta que me metí por una puerta.
Cerré la puerta detrás de mí y observé la habitación. Estaba llena de cosas antiguas, cajas que contenían muchos objetos, obras de arte por toda la habitación…
Me acerqué a una de las cajas y encontré muchas fotos. Las saqué de la caja, soplé para quitarles el polvo y comencé a mirarlas.

En esas fotos salían Damon y Stefan. Salían en casi todas sonriendo y jugando. Pero lo más curioso es que eran muy antiguas. Seguí echándoles un vistazo. Cuando escuché a alguien hablando detrás de mí.

- Esos somos Stefan y yo en 1864… -dijo Damon. Yo me giré a mirarle.
- Has cambiado un poco. –le miré y lo comparé con la foto. –Aquí sales con cara de niño bueno.
- Antes era diferente… Era más como Stefan… Más bueno. –se explicó sin tan siquiera mirarme.
- ¿Con eso quieres decir que ahora eres malo? –no me contestó. –Yo no lo veo así. Vale, has hecho cosas que no deberías haber hecho, pero eso no significa que seas malo. Todos podemos hacer cosas malas sin llegar a convertirnos en lo peor. Y sabes… Tú eres bueno. Lo eres conmigo y eso es lo que, al fin y al cabo, cuenta. –hice que me mirase. Nos quedamos frente a frente. Me acerqué a él. Me puse de puntillas y le besé. Él me correspondió, me abrazó muy fuerte como si me fuese a perder…

**

Ya era lunes, y tocaba ir a clase. Elena nos llevó a mí y a Stefan en su coche. La verdad es que no me apetecía nada ir a clase. Estaba algo cansada.

Entramos en clase y ahí nos aguardaba el profesor y un chico que no había visto en mi vida. Era alto, de pelo castaño claro y con ojos verdes.
Me senté y esperé a que el profesor hablase.

- ¡Chicos! Tenemos un alumno nuevo en clase. Se llama Ian Levens. –nos explicó. –Bueno, Ian. Siéntate al lado de Roxy. –me señaló. El chico se acercó y se sentó a mi lado. Yo le miré.
- ¡Hola! –me saludó muy simpáticamente.
- ¡Hola! Yo soy Roxy, encantada. –le tendí mi mano. Y él me sonrió.

**

Al tocar el timbre salí de clase, Ian iba a mi lado. Hablando muy animadamente conmigo. La verdad es que era muy simpático.

- No te había visto antes en la ciudad… -le dije.
- No, es que me mudé hace poco. Soy de Virginia. –me contó.
- ¿Con quién vives?
- Con mi hermana mayor. Mis padres murieron en un incendio… -explicó y entristeció al pronunciar aquel hecho fatal.
- ¡Oh, lo siento! No quería sacar el tema… Soy muy metepatas a veces…
- No, no te preocupes… Está bien. –me sonrió.

**

Aquella tarde, al acabar las clases, fuimos a la mansión Salvatore. Ahí comeríamos Elena y yo.
Al acabar de comer, Elena y yo nos fuimos al salón a charlar un rato.
- El nuevo es muy simpático, ¿no? –me preguntó.
- Sí. Me cae muy bien. –dije mientras comenzaba a hacer mis deberes.
- ¡Haríais buena pareja! –me soltó de golpe. Yo me atraganté con la bebida. – No me digas que no es guapo…
- Es muy guapo… Pero no me gusta. –le dije secamente.

En ese momento entraron Damon y Stefan al salón.

- ¿Quién es guapo? –preguntó Damon curioso.
- ¡El chico nuevo! –dijo Elena mientras Stefan se sentaba a su lado y la abrazaba. –Le he dicho a Roxy que harían muy buena pareja. Damon miró mal. Parece ser que no le hacía gracia. Oh, si Elena supiese lo que había entre Damon y yo no se hubiese arriesgado a hacer ese comentario…
- ¿Cómo se llama? –preguntó Damon con mala cara.
- Ian Levens. –contestó Elena. – Es perfecto para Roxy. –miré a Damon y vi como cerraba el puño con fuerza.
- Elena, cariño vamos a dar una vuelta por el jardín, ¿vale? –le propuso Stefan. Él sabía que la cosa se iba a poner fea si Elena no paraba.

Ambos se fueron a dar una vuelta. Y Damon y yo nos quedamos solos en aquel gran salón. Yo no le miré a los ojos.

- ¿Te gusta? –me preguntó Damon.
- ¡NO! –grité histérica. - ¿Cómo te atreves a preguntarme eso después de todo? –me estaba empezando a enfadar.
- He escuchado todo lo que ha dicho Elena. Seguro que te gusta… -me soltó con indiferencia.
- ¡NO te consiente que me digas eso! –alcé la voz y puse énfasis en el no. Me levanté del sofá y me dirigí escaleras arriba. No quería que Damon me siguiese quería estar sola. Por mi rostro comenzaron a caer unas lágrimas, con brusquedad las limpié y seguí corriendo.

Avancé por el pasillo, pero de repente algo, más bien dicho, alguien, me acorraló contra la pared. No fue violentamente sino con mucho cuidado.
Yo agaché la vista. No quería mirarle a la cara.

- Roxy… -eso era buena señal. Cuando algo iba mal siempre solía llamarme Roxanne. En esta ocasión no lo había hecho, pero yo seguí sin mirarle a pesar de eso. – Mírame. –me dijo. Yo no obedecí. Así que con un dedo hizo que le mirase a los ojos. Por mi rostro aún caían lágrimas. Él delicadamente me las limpió y habló. –Lo siento mucho, Roxy. No tenía que haber dudado de tus palabras. ¿Sabes? Estar así contigo es como si fuese algo nuevo para mí. Ya no me acuerdo de cómo estar con alguien, sé que sólo lo estropeo. Pero yo intento hacerlo lo mejor posible. No quiero estar así contigo, perdóname.

Yo no pude evitarlo y como un acto reflejo me acerqué a besarle. No podía resistirme a él, no podía resistirme a esos ojos que eran mi perdición.
El beso fue cada vez a más. Ya no nos conformamos con sólo besos. Damon introdujo su mano por el interior de mi camisa y comenzó a acariciarme la espalda. Yo fui desabrochándole poco a poca la camisa y fuimos avanzando hasta llegar a su dormitorio. Ya dentro, fue acercándose poco a poca a la cama y con mucha delicadeza, me tumbó sobre la cama. Damon siguió besándome, pero ahora fue bajando por mi cuello hasta llegar a mi vientre.
Todo lo que me hacía, decía… Me hacía sentir tan llena, tan viva. Nunca había sentido algo así por nadie.

Comencé a suspirar. No podía aguantar todas aquellas sensaciones. Era demasiado para mí. Así que le hice parar y tomé el control. Era mi turno, quería que sintiese todo lo que él me hizo sentir a mí. Le tocaba sufrir un poco a él.

Le comencé a soltar el cinturón y a desabrocharle los pantalones, mientras le besaba el vientre. Él se levantó y me quitó la camisa y luego se deshizo totalmente de la suya. Yo comencé a desabrocharme el pantalón mientras Damon me daba besos por la espalda.

Seguimos besándonos y jugando un rato más. Y en un abrir y cerrar de ojos ya estábamos ambos desnudos. Damon volvió a bajar por mi cuello y ahí se detuvo. Me miró a los ojos y fue introduciéndose en mí lentamente. Yo comencé a gemir mientras el volvía a mi boca. Sus besos ahora eran muy salvajes y apasionados y sus movimientos de cadera iban de menos a más.

- Da… Damon… -seguía gimiendo yo.

Su boca comenzó a bajar por mi cuello y ahí se volvió a detener. Noté como algo extraño estaba pasando. Le miré y vi sus colmillos y esos ojos que mostraban el hambre. Yo le atraje hacia mí y le di un beso en la comisura de los labios. Luego me acerqué a su oído y le susurré.

- Hazlo… Bebe de mi sangre.

Damon no se lo pensó dos veces y acercó de nuevo su boca a mi cuello. Yo cerré los ojos. Antes de hacer nada volvió a embestirme y cuando ya estaba concentrada en sus movimientos de cadera, noté una punzada en mi cuello. Damon estaba bebiendo de mi sangre. Y yo no tenía miedo. Sabía que no era capaz de hacerme daño.

**

¡Había sido fantástico! Del cansancio caímos ambos rendidos sobre la cama. Yo me apoyé sobre su pecho y le miré a los ojos. Él me sonreía. Yo le devolví la sonrisa.

- Me encantas… -le susurré.
- Y tú a mí. –me volvió a sonreír. Pasado un rato me miró la herida que tenía en el cuello. - ¿Te he hecho mucho daño? –me preguntó dulcemente.
- No… -me acerqué a su rostro. Y le dio un beso.
- Será mejor que tu hermana y Stefan no vean eso… -me miró. –Te voy a dar un poco de mi sangre… Si es que no te disgusta. –yo negué con la cabeza. Damon se mordió la muñeca y me la acercó. Yo probé un poco de su sangre. La verdad es que no estaba nada mal. Cuando acabé me toqué el cuello, la herida había desaparecido.

**

Ya eran las diez de la noche. Era algo tarde y Elena y yo teníamos que volver a casa. Al día siguiente teníamos instituto y teníamos que llegar temprano a casa.
A escondidas me despedí de Damon.
Al salir por la puerta de la casa, Stefan me miró y comenzó a reír. Yo no entendí el porqué de su reacción. Me acerqué a él y le pregunté.

- ¿Por qué te ríes? –le pregunté.
- Ya hablaremos mañana… -me sonrió.

domingo, 23 de mayo de 2010

Capítulo.10

Notaba su aliento en mi cuello, notaba como me besaba cuidadosamente pero con deseo. Jamás un chico había conseguido que sintiera lo que sentía cuando Damon me besaba. No pude evitar suspirar cuando note su respiración detrás de mi oído. Eso le gustó ya que escuche una leve risa entrecortada que salía de su boca. Su deseo aumentaba cada vez más y no sabía si era por tenerme como mujer o como presa, yo simplemente me dejaba llevar. Paró de besarme el cuello para mirarme, yo abrí los ojos y note como me acariciaba el pelo.

-No sé si puedo-dijo él retirándose bruscamente de mi hacia el otro lado de la cama.

Yo me incorporé y me acerqué a él, Damon me daba la espalda, estaba sentado en el borde de la cama mirando la puerta de la cabaña. Me puse de rodillas en la cama, posé una mano en su hombro,

-¿Cómo que no sabes si puedes?-le pregunte susurrándole al oído

El giró la cabeza dejando su rostro a escasos milímetros del mío, nuestros labios casi se rozaban.

-Tengo miedo a hacerte daño, y no sabes las ganas que tenía de morderte mientras te besaba el cuello…
-Pero no lo has hecho-volví a susurrar.

Nos miramos a los ojos durante un instante, que se hizo largo, lo único que quería era besarle, y sabía que Damon no daría el primer paso. Aparté la mirada y empecé a besarle la espalda, subiendo por la parte de atrás del cuello hasta llegar a su boca. Él se volvió a apartar, aunque esta vez le costó un poco más. Le miré a los ojos. El bajo la cara. Jamás le había visto así, tan protector, tan débil, tan frágil, tan humano.

-Damon…soy yo la que debería preocuparse por entregarse a un vampiro- dije con un tono de humor.-Pero como ves no estoy preocupada, se que no harás nada que pueda lastimarme.
-A lo mejor yo no quiero hacerte daño-dijo levantando la mirada- De lo que no estoy tan seguro es de que mis instintos no quieran hacerlo.
-Tú y nada más que tú eres quien los controlas, pero si no quieres lo comprendo- dije mientras le acariciaba la cara.

Me aparté de Damon y me dirigí hacia el extremo de la cama, me levanté y le encontré frente a mí.

-Si te hiciera daño no me lo perdonaría en mi eterna vida- Dijo en un leve susurro que me costo escuchar. Entonces me besó.

Me tumbó en la cama con cuidado y me empezó a desabrochar los botones de la camisa mientras me miraba a los ojos.

-¿Estás seguro?-le pregunté.
-De lo único que estoy seguro es de que quiero estar contigo.
-Yo creo que eso es lo más bonito que me has dicho en toda tú vida- me empecé a reír con ganas.
-Me encanta tu sonrisa-Dijo Damon
-A mi me encanta que te encante- volví a sonreír, entonces le besé.

Le subí la camiseta negra que tan bien le quedaba y se la quité dejando su torso al descubierto. Cambiamos de posiciones y quedé sentada encima de él. Me abrazó la cintura y nos empezamos a besar. Nos besábamos apasionadamente, el bajo sus labios por mi cuello mientras jugaba con las manos con las tiras de mi sujetador, hasta que noté un leve dolor en mi hombro. El paró de besarme y yo me aparté, entonces me miré en el lugar donde me dolía, estaba sangrando. Sin darme cuenta caí al suelo y vi como Damon se apartaba a la esquina más lejana de la habitación.

-¡VETE!-Gritó con furia
-Damon, ¿es…estás bien?-Dije acercándome a él con cuidado
-¡QUE TE VAYAS!-gritó otra vez

Yo estaba asustada, no por el hecho de que Damon me pudiera hacer algo, sino por como estaba él. Todo esto había pasado por mi culpa.

-Damon, cálmate, estoy bien- dije intentando tranquilizarlo.
-No estarás bien sino te vas-avisó
-No me pienso ir-Grité. Pero entonces se abalanzó sobre mí empujándome contra la pared.

En ese momento me dí cuenta de que el que ahora estaba conmigo no era Damon con su faceta humana, sino con su faceta vampírica.

-Damon, tú eres quien controla tus instintos recuérdalo- dije mientras su brazo me retenía contra la pared. Le miré a los ojos, todavía seguía viendo al Damon frágil y débil, al Damon que necesitaba a alguien que le quisiese.

Empecé a ver como la boca de Damon se acercaba a mi herida. Cogí su cara con las dos manos y le obligué a que me mirase.

-Damon, sé que no quieres hacerlo, sé que tú puedes, sé que puedes conseguirlo- dije con un hilo de voz, no quería ponerme a llorar, pero noté como una lágrima caía por mi mejilla. El no habló.

-Damon, por favor, puedes controlar tus instintos, piensa en lo que quieres en realidad…- no pude evitarlo y le besé.

Él al principio se negaba al beso, estaba sediento de sangre y lo único que quería era beberse la mía. Poco a poco noté como su tensión corporal fue desapareciendo, sus brazos cayeron dejando que me apartara de la pared. Su brazo rodeo mi cintura mientras que nuestras bocas seguían unidas. Me aparté y le miré. Él seguía con los ojos cerrados, pasé mis manos por su frente, bajándolas cada una, por una de sus sienes, dejándolas quietas en sus mejillas. Finalmente abrió los ojos.

-Estás loca- dijo susurrando.-Si no me llego a controlar…
-No te imaginas lo orgullosa que estoy de ti-le dije al oído- has podido controlar tus instintos
-No podré controlarlos por mucho tiempo si eso sigue sangrando…-sonrío
-Uy lo siento, ahora vuelvo-le besé, cogí la camisa y salí de la cabaña a un lago que había al lado, para lavarme la herida.

Al cabo de 5 minutos volví a entrar en la cabaña, vi a Damon sentado en un sillón situado en una de las esquinas de la cabaña, me acerqué a él y me agarro para que me sentara en sus piernas. El al verme sonreír me dijo

-No te imaginas lo que podía haber pasado, ¿verdad?
-Exacto, tú lo has dicho, podía haber pasado, pero no ha sucedido.- Me acarició la cara.
-No ha pasado esta vez, pero puede pasar otra…
-ssshhh -le corté.-Dicen que a la tercera va la vencida, ¿no?
-No sé a que te refieres-dijo Damon poniendo cara de duda.
-Bésame.

Damon no se lo pensó dos veces y me besó.


Esta vez notaba como iba con precaución, notaba como no quería hacerme daño. Me levanté de encima suya y le agarre de la mano para levantarle del sillón, y le dirigí a la cama. Damon se sentó, yo seguía de pie, me rodeo la cintura con los brazos.

-Aún estás a tiempo de echarte atrás-le dije
-Tú también…-contestó mirándome a los ojos
-¿Por qué me debería echar atrás?
-Porque vas a estar con un vampiro-dijo poniendo esa sonrisa torcida que tanto me gustaba.
-Ay, si es verdad…tienes razón, me voy-dije dándole un leve beso en los labios y dándome media vuelta para dirigirme a la puerta de la cabaña.
-¿Te vas de verdad?-me preguntó con asombro. Corriendo me giré y me tiré encima de Damon quedando los dos tumbados en la cama, yo encima de él.
-y tú, ¿de verdad creías que me iba a ir?-me reí
-Eres un poco mentirosilla-dijo mientras cambiaba de posición y se ponía encima de mí.

Nos empezamos a besar, a acariciarnos, me quitó la camisa que me volví a poner cuando salí a lavarme y bajo sus labios, dándome besos por el pecho y la tripa hasta llegar al borde de mi falda, me la desabrocho y me la empezó a bajar. Volvió a entretenerse con mi cuello.

-No sabes lo que deseaba estar contigo, Roxy.
-No sabes lo que deseaba escuchar eso, Damon.

Nos fundimos en un beso. Y seguimos a lo nuestro. Yo le fui desabrochando poco a poco el pantalón, mientras el se quitaba la camisa.
Todo pasó muy rápido, ya estábamos ambos desnudos. Yo sentía algo de vergüenza, nunca había estado así con un chico. Agaché la vista avergonzada.

- No tienes porqué avergonzarte… Eres preciosa, Roxy. –me dijo mirándome de arriba abajo.

Yo no dije nada y le besé.

Y así nos fundimos en un solo ser. Fue todo tan especial. Nunca creí que mi primera vez iba a ser tan bonito y nunca creí que fuese a ser con Damon. El chico que me volvía loca, que hacía que cada una de hormonas se revolucionase al verle.

**

Después de hacer el amor nos habíamos quedado dormidos. Yo acabé por despertarme. Me giré y vi a Damon. Durmiendo parecía un humando… Se le veía tan dulce y tranquilo. ¡Era tan bello!

Después de observarle un rato decidí levantarme de la cama y dirigirme al lago. Sentía la necesidad de bañarme un rato. Cogí mis cosas y salí de la cabaña.

Me introduje en el agua y cerré los ojos. Quería relajarme un poco y recordar todo lo que había pasado hacía tan sólo unos instantes.

De repente noté como alguien me acariciaba el cuello y la espalda. Sonreí y me di la vuelta. Era Damon.

- ¿Qué haces aquí? –me preguntó. Yo me abracé a él.
- Quería darme un baño. –nos quedamos mirando. Estábamos a unos centímetros de besarnos. Yo miré sus preciosos ojos azules. Me quedé como hipnotizada. Eran los ojos más hermosos que había visto en mi vida. No me moví pero él dio el paso y me besó. Fue un beso muy dulce y con mucho sentimiento. Yo me dejé llevar.


Todo era un sueño para mí. No me lo podía creer.

miércoles, 12 de mayo de 2010

¡AVISO!

¡Hola!
¡Hoy no actualizo para subir un capítulo, sino para informar de algo muy importante!
Hace unos días mi amiga Sandry me comentó que tuvieron una idea. ¡Y resulta que es maravillosa esa idea!
Os comento:

Para dar nuestro apoyo a Ian (Damon Salvatore en The Vampire Diaries / Crónicas Vampíricas) pensaron que podíamos hacer un vídeo en el que salgan fotos, vídeos de unos segundos, dibujos, collages y todo lo que se os ocurra... Demostrando que somos del Team Damon.

Los fans del Team Anna (Malese Jow) hicieron un vídeo. ¡Aquí os lo dejo! (¡en el que sale nuestro querido Ian/Damon!)

http://www.youtube.com/watch?v=CGtcVjRfG1M

Los del Team Bonnie (Kat Graham) también hiciero uno.

http://www.youtube.com/watch?v=OHUHVgN7eXc

¡Espero que nos podáis ayudar!
Es muy importante para nosotr@s. ¡Nosotras no ganamos nada, pero Ian lo verá y así le demostramos que Team Damon es el mejor!

¡Por favor colaborad y manda vuestros mini-vídeos, fotos, dibujos, collages y lo que sea a: teamdamonsisters@hotmail.com

¡Un beso y gracias por la atención!

miércoles, 5 de mayo de 2010

Capítulo.9


Me desperté de golpe. No sabía qué hora era, pero aún estaba oscuro. No veía nada, pero pude darme cuenta de que no estaba en mi habitación.
Comencé a acordarme de todo lo que había pasado aquella noche. Y me di cuenta de que estaba en la habitación de Damon.
No es que lo supiese porque ya hubiese estado ahí antes, al contrario, era la primera vez que pisaba esa habitación, pero sabía con certeza que esa era la habitación de Damon.

Me levanté con cuidado para no hacer ruido. Aunque no sabía porqué no iba a hacer ruido, si se suponía que estaba sola en la habitación.
Pero yo seguí caminando sigilosamente.
Iba algo mareada así que me tambaleaba, debía ser efecto del alcohol. Seguí caminando con mucho cuidado, tenía miedo a caerme.

Di unos cuantos pasos más cuando me topé con algo, mejor dicho, me topé con alguien. No veía nada así que no pude deducir quién era.

- ¿Qué haces levantada? –reconocí la voz. Era la de Damon. Justo la persona que menos quería ver en ese momento.
- No puedo dormir… -me aparté bruscamente de él.
- Tienes que dormir… No te encuentras bien… -me dijo mientras sentía como se volvía a acercar a mí.
- No quiero dormir, ¿vale? –le solté furiosa. Y en ese momento noté como me mareaba y estaba apunto de caer. Damon me agarró y me llevó hasta la cama. Ahí me tumbó con delicadeza.
- Tienes que intentar descansar un poco. –me acarició el pelo. Yo me aparté como pude. No quería sentir sus caricias. Quería poder resistirme a él.
- ¿Por qué eres así? –me giré de golpe.
- ¿Así? ¿Cómo?
- Eres tan odioso. A ratos me siento atraída hacia ti, pero después no puedo hacer otra cosa que no sea odiarte. Haces que sienta tantas cosas por ti, que no sabría por dónde empezar para explicártelo. –él se sentó sobre la cama y me hizo girarme.
- ¿Qué es lo que sientes? –noté como me miraba. No le veía mucho, pero por la luz de la luna pude verle un poco la cara.
- Me encanta cuando sacas tu lado bueno… Siempre dices que no lo tienes. Vas de chico malo, pero en el fondo eres muy dulce… Sabes que no me puedo resistir a ti… Pero no soy lo que buscas… Tú amas a Katherine…
- No soy lo que buscas… Tú deberías estar con un chico como Matt… El típico chico bueno… Algo más parecido a Stefan…
- Cállate, Damon…

Me recosté sin dejar de mirar a Damon y cuando ya estaba sentada, me acerqué a su rostro. Estaba a unos centímetros de sus labios. Lentamente puse una de mis manos en su pecho y la otra sobre su cabello.
Tan sólo deseaba que no me rechazase en ese momento. Quería sentir mis labios sobre los suyos. Era una necesidad.

Vi como el último paso lo iba a dar Damon. Se estaba acercando intentando acortar la poca distancia a la que estábamos.
Pero en ese momento tocaron a la puerta y nos interrumpieron. Nos apartamos rápidamente.
Damon se sentó en la silla que había al lado de la cama y yo me volví a tumbar. Yo me hice la dormida.

La persona que había tocado era Elena. Entró lentamente y se acercó a la cama. Se sentó y me acarició el pelo.

- Está dormida. –dijo Damon. Noté como Elena se sobresaltaba del susto que había recibido.
- ¡Damon! No sabía que estabas aquí… -intentó calmarse.
- Lo siento no pretendía asustarte. Me he quedado un rato porque estaba algo asustada.
- No sabía que fueses tan bueno… -dijo Elena con un tono burlón.
- Sigo siendo el hermano malo por si no lo recuerdas… -le soltó Damon.

Elena se levantó y salió de la habitación. Damon esperó. Se acercó a Roxy y se percató de que estaba dormida. Imitó a Elena y salió de la habitación procurando no hacer ruido.

**

A la mañana siguiente me levanté y volví a acordarme de todo lo de la noche anterior. Estaba en la habitación de Damon. Me dolía mucho la cabeza. ¡Bien! Tenía resaca… ¡Vaya día me esperaba!

Bajé al salón y ahí me encontré a Stefan sentado en el sofá. Me acerqué procurando no hacer ruido. Pero me escuchó.

- ¡Roxy! ¿Ya estás mejor? –me preguntó y en tan sólo un instante lo encontré frente a mí. Me abrazó.
- Sí… Bueno, aunque tengo resaca. ¿Y Damon y Elena? –mire a mi alrededor a ver si les veía.
- Elena salió a comprar unas cosas y Damon… La verdad es que no sé dónde está… Podría estar en cualquier parte y haciendo sabe Dios qué… -yo me reí.

Me senté en el sofá y Stefan se sentó a mi lado. Se me quedé mirando. Yo me sentí muy incómoda.

- ¿Sabes? Damon está muy cambiado… -me dijo. Yo no le miré.
- ¿Ah sí? –agaché la vista. –Pues yo le veo igual que siempre.
- Y ya sé a qué se debe ese cambio. –se acercó a mí. Yo estaba nerviosa. Me quedé callada, pero él siguió hablando. – Es por ti… Está muy protector contigo… Ni te podrías imaginar cómo se puso al encontrarte la noche pasada en el callejón. Estuvo apunto de matar al chico que abusaba de ti. Y ya no es el que era antes… Y te lo puedo asegurar, Roxy. Conozco a mi hermano mejor que nadie. Parece que vuelve a ser aquel chico, humano, que se enamoró de Katherine. Y que lo hubiese dado todo por ella…
- Yo no noto eso… -dijo Roxy mirando al fin a Stefan.
- ¿Y entonces porque siente la necesidad de besarte a cada momento que pasa? –me soltó Stefan y sonrió.
- ¿Cómo sabes tú eso? –me puse de rodillas en el sofá y miré a Stefan.
- Ser un vampiro tiene ventajas, y una de ellas es que puedo leer el pensamiento a mi hermano. –me volví a sentar bien en el sofá. – A ti te gusta mucho…
- No es bueno que estemos juntos… -le dije secamente. –Tú y Elena no lo aceptaríais.
- Se puede cambiar de opinión… Yo sólo quiero que seas feliz y si es con Damon… Pues tendré que aceptarlo. –sonrió. Yo le abracé y caímos los dos tumbados en el sofá.

En ese momento entraron Elena y Damon.

- ¿Qué está pasando aquí? ¿Qué nos hemos perdido? –preguntó Damon.
- ¡Estábamos hablando y jugando un rato! –contesté yo mientras me levantaba de encima de Stefan.
- ¡Me encanta que os llevéis tan bien! –dijo Elena y se tiró encima de nosotros.
- ¡Me estás ahogando! –grité yo. Elena se levantó y yo la imité. Miré a Damon, pero en seguida desvié la vista.

Subí arriba a cambiarme de ropa. Elena había aprovechado y había pasado por casa para traerme ropa limpia. Me vestí y bajé de nuevo al salón. Ahí estaban los tres sentados en el sofá, hablando.

- Me voy a dar una vuelta. ¡Vengo luego! –me despedí.
- ¡No tardes mucho! Y si pasa algo avísanos. –me advirtió mi hermana.
- ¡Está bien! ¡Adiós! –y cerré la puerta.

Caminé por el jardín de los al rededores de la mansión Salavatore. Me alejé bastante de la casa. Tenía unos terrenos enormes, que nunca antes había visto.

Seguí caminando sobre el verde césped. Tenían un jardín hermoso.
De repente me paré en seco. Noté como alguien me seguía. Me quedé parada sin moverme. Cerré los ojos y noté como esa persona posaba sus manos sobre mis hombros.

Con una rapidez inimaginable me giró y me quedé frente a esa persona. Abrí los ojos y me encontré con Damon.

- ¡Me has asustado! –intenté recuperarme.
- Te diría que lo siento, pero es que pretendía asustarte. –reía él.
- Ja-ja. –reí sarcásticamente. - ¿Qué haces aquí?
- No quería dejarte sola. No vaya a ser que te largues y nos hagas buscarte otra vez. –sonrió. Hubo un pequeño e incómodo silencio. –Ven voy a llevarte a un sitio. –me cogió de la mano. Yo sentí un escalofrío al notar el tacto de Damon. Una sensación de satisfacción recorrió todo mi cuerpo.
- ¿Dónde me llevas? –le pregunté.
- Ahora lo verás. –tiró de mí.

Caminamos un rato más, a lo lejos se veía una pequeña pero bonita cabaña. Yo me paré en seco. Damon se giró y me miró.

- ¿Qué pasa, Roxy? –me preguntó Damon.
- Damon… Stefan y yo hemos hablado sobre ti…
- Y, ¿qué pasa? –me miró.
- ¿Es verdad que me deseas? Y que no puedes pensar en otra cosa que en besarme… -me acerqué a él.
- ¿De dónde has sacado todo eso? –se giró.
- Stefan me lo ha dicho. Además te noto muy cambiado, no eres el mismo… Eres mucho más dulce conmigo.

De repente Damon me acorraló contra el tronco de un árbol y pegó un fuerte golpe en él.

- Eso es mentira… -me miró con ira.
- ¿Acaso es mentira que ahora te mueres de ganas de besarme? –le miré con picardía y esperé alguna reacción por parte de Damon, pero no hizo nada. Estuve a punto de rendirme y de escapar de la presión que ejercía sobre mí, cuando Damon se lanzó a besarme salvajemente. Yo tardé en reaccionar, pero luego le correspondí.
- ¿De verdad que quieres esto? –me preguntó Damon al separarse de mí para que yo pudiese respirar.
- Ajá… -asentí con un hilo de voz mientras me besaba el rostro.

Volvió a mis labios y comenzó a besarlos de nuevo. Me cogió en brazos y en tan sólo unos segundos ya estábamos dentro de la cabaña.

Pude darme cuenta de que en esa acogedora cabaña había una cama de matrimonio. Es lo único que alcancé a ver.
Damon me llevó hasta ella y me miró.

- ¿Confías en mí? –me preguntó mientras me acariciaba el cuello. Me estaba pidiendo permiso para besarme el cuello.
- Tú nunca me harías daño… -le besé dulcemente. – Pero, ¿sabes? Tengo miedo… Es la primera vez que estoy con un chico. Ya me entiendes…
- ¡Shhh! –me tocó el rostro con las dos manos, me dio un tierno beso. Me tumbó con mucha delicadeza sobre la cama y bajó hasta mi cuello para besarlo…

lunes, 19 de abril de 2010

Capítulo.8



Me desperté, miré el despertador, eran las diez de la mañana.
Me giré y vi que estaba sola en la cama, todo lo de aquella noche debía de haber sido un sueño.
Me levanté y me vestí. Bajé a desayunar ahí me encontré a mi tía Jenna, a Elena y a Stefan.
En cuanto notaron mi presencia, se giraron y Elena corrió a abrazarme.

- Cariño, ¿Estás bien? ¿Cómo lo llevas? – me preguntó.
- ¡Me estás ahogando! –me soltó. - ¿Cómo llevo el qué? ¿Qué os pasa por qué me miráis así?
- Queremos saber cómo llevas lo de Matt… Lo que pasó con Caroline… Ya sabes…
- Lo llevo genial. Matt no me importa. –contesté.
- Cariño, no hace falta que ocultes tu dolor… -me dijo mi tía Jenna.
- ¿Dolor? ¡Yo estoy bien! No hace falta que os preocupéis por mí. –y me marché sin tan siquiera desayunar.

**

Al salir Roxy todos se quedaron muy desconcertados. Se miraron unos a otros sin saber el porqué de la actitud de la chica.

- Yo creo que intenta hacerse la dura. Está mal por dentro pero lo disimula porque no quiere que la veamos débil. –dijo Elena.
- Tendremos que ayudarla a superar esto. –propuso Stefan.
- No sé cómo Matt ha sido capaz de hacerle eso a Roxy. Él no es así. Siempre ha sido un buen chico y parecía que le gustaba de verdad Roxy. –contó Elena.
- Quién sabe a lo mejor ha cambiado y no es el mismo Matt que salía contigo. Ese chico tan bueno y tan dulce. –dijo Jenna.
- Puede ser… -contestó Elena.
- Habrá que hablar con él… -soltó Stefan.
- Será lo mejor. –contestaron a la vez tía y sobrina.

**

Salí a la calle a despejarme un poco y así de paso compraba algunas cosas que necesitaba. Caminé por el paseo.
Iba pensando en lo que había pasado la otra noche. Todo había sido tan bonito. Pero parecía ser un simple sueño.
¿Damon y yo?
¡Tonterías! Eso no podía ser.

En ese momento alguien se acercó a mí y me tocó la espalda. Me di la vuelta y me encontré con Matt.

- Roxy… Yo… Tengo algo que decirte. Ayer… Yo me acosté con Caroline. –se intentó explicar. –Y lo siento mucho… Yo, yo no quería. Yo te quiero a ti. Quiero solucionarlo contigo. No quiero que lo dejemos.
- Matt. –dije secamente. – Tú y yo no somos nada, ¿vale? Si quieres irte con Caroline vete. Para mí nunca has significado nada. Lo nuestro nunca ha existido. –intenté marcharme. Pero él me agarró del brazo.
- No puedes hacerme esto… -me miró a los ojos, pero yo desvié la vista.
- ¡Déjame en paz! ¿No ves que no te quiero y que no quiero saber de ti? –y me marché dejándole ahí solo.

Seguí caminado mientras dejaba atrás a Matt. Quería ir a ver a Damon, quería saber si todo lo que había pasado la noche anterior fue un sueño o todo era verdad.
Así que me encaminé hacia la casa de los Salvatore.
Toqué la puerta y esperé a que alguien me abriese.
Estaba desprevenida mirando hacia al jardín cuando noté que alguien abrió la puerta. Me giré y vi a Damon sin camiseta. Me quedé algo atontada, nunca le había visto así y la verdad es que me gustaba tenerlo frente a mí de aquella manera.
Damon me miró y apoyó el brazo sobre el marco de la puerta.
Reaccioné y hablé.

- ¿No vas a invitarme a entrar? –le pregunté.
- ¿Ahora eres un vampiro y yo no lo sabía? –me miró muy pícaramente.
- Ya me entiendes, Damon.
- Pasa. Aunque me has pillado algo ocupado… -se apartó y entré.

Me quedé parada y me giré. Ahí le tenía frente a mí con esa sonrisa, que me volvía loca, no sabía qué decir. Pero algo tenía que hacer.
Me lancé sobre él y le besé.
Él me agarró muy fuertemente por la cintura y me puso contra la pared, mientras me besaba salvajemente.
Yo le acariciaba el torso mientras él seguía besándome, y cuando más estábamos profundizando el beso, nos interrumpieron.

- Damon, cariño. ¿Cuándo vas a volver a la cama? –era una chica espectacular. Era rubia, alta. Parecía una modelo. Cuando escuché su voz empujé a Damon y la miré. No me lo podía creer.
- ¿Damon? –le miré.
- Te dije que me habías pillado algo ocupado. –me contestó sonriendo.
- ¿Quién es ésta, Damon? –se acercó la chica rubia y Damon la abrazó.
- Es Roxy, una amiga. –sonrió.
- Pensé que después de lo de ayer iba a ser todo diferente… -le miré.
- ¿Ayer? ¡Roxy nosotros no somos nada!

Sin decir nada me marché de ahí dando un portazo. Me sentía mal. Pero no tenía con quién hablar de ello. Así que no volví a casa y me fui a dar una vuelta por el pueblo. Quería despejarme.

**

Ya eran las diez de la noche. Decidí salir un rato a tomar algo. Quería estar sola, así que no llamé a nadie para que viniese conmigo.

Me fui a un bar a las afueras del pueblo. Ahí me senté y comencé a beber y a beber.
Ya había bebido demasiado, pero yo seguí. Y cuando me cansé salí a la pista a bailar un rato.
Empecé a bailar muy sensualmente, no es que buscase llamar la atención de ningún chico, pero si alguno caí, ¡mejor!
Así que yo seguí a lo mío.

Pasó un largo rato, yo me aburrí así que decidí ir a sentarme un rato. Pero alguien me agarró de la mano. Yo me giré y me encontré con un chico muy guapo. Debía de tener unos veinte años. Era alto, moreno y tenía los ojos azules.

- ¿A dónde vas tan rápido, preciosa? –se acercó a mí.
- ¡Iba a tomar algo! –sonreí.
- ¡Te invito! –me dijo el chico y me acompañó hasta la barra.

**

Elena y Stefan llegaron a la mansión Salvatore. Iban conversando acerca de Roxy y su comportamiento.

- Stefan, no es normal que Roxy se porte así. Y además no aparece. Tendría que haber llegado ya a casa o al menos haber avisado de dónde estaba. No sé nada de ella y me preocupa. Espero que Damon no la haya vuelto a secuestrar.
- ¿Qué dices de mí? –dijo Damon pasándose la toalla por detrás del cuello.
- Damon, ¿sabes dónde está Roxy? –preguntó Elena sin contestar la pregunta que Damon había hecho.
- Se pasó antes por aquí. Pero se marchó enfadada. ¡Me cortó el rollo! –soltó Damon.
- ¿Sabes a dónde ha podido ir? –preguntó ahora Stefan.
- No tengo ni idea… -contestó Damon.
- Voy a salir a buscarla. –soltó Elena.
- No vas a ir sola. Voy contigo. –le dijo Stefan. – Y tú. –dijo mirando a Damon. –Vienes con nosotros. Tienes más capacidad que yo de poder registrar las zonas.
- ¡Vale, vale! –soltó Damon.

Salieron a buscarla por todo el pueblo. Elena preguntaba a la gente si la habían visto y Stefan y Damon intentaban rastrearla con sus poderes.

- Nadie la ha visto. –dijo Elena desesperada.
- ¡Silencio! Creo que puedo rastrearla. –dijo Damon. Y de repente creó una nube de niebla que se expandió.
- ¿Cómo ha hecho eso? –preguntó Elena a Stefan.
- Damon es capaz de controlar el clima… -contestó Stefan.

**

Roxy estaba besándose con aquel chico en el callejón que había al lado del bar. Pero el chico fue yendo a más y comenzó a meterle la mano en la falda que llevaba la falda. E iba subiendo. Roxy intentó pararlo, pero no podía. Él era mucho más fuerte.
Comenzó a desabrochar la blusa de Roxy, mientras ella chillaba para que alguien la escuchase.

- ¡SUÉLTAME! –gritó con todas su fuerzas.
- ¡Nadie te va a escuchar grita todo lo que quieras! –contestó el chico. – No sé por qué ahora te pones así. Antes me gustabas más. Eras más sexy y atrevida y ahora te cortas…
- Déjame ir, por favor… -le suplicó Roxy.
- ¡Cállate! –le soltó una bofetada a la chica.

En ese momento aparecieron Elena, Stefan y Damon. Éste último se lanzó sobre el chico y le mordió.
Cuando terminó de beber su sangre, pero sin matarlo, lo soltó en el suelo con brutalidad y se acercó a Roxy.

- Está inconsciente… -dijo Damon.
- Será mejor que la llevemos a la mansión. –propuso Stefan. Elena se acercó a Roxy e intentó levantarla.
- Deja, yo la llevo. Tú no puedes con ella. –soltó Damon y la cogió en brazos y se marcharon.

**

Al llegar a la mansión de los Salvatore. La subieron al dormitorio de Damon y la tumbaron en la cama.
Salieron de la habitación y comenzaron a hablar.

- ¿Por qué está así? ¡Ella no es así! Y no creo que sea por Matt. –soltó Elena.
- Habrá que hablar con Matt. –propuso Stefan.
- Matt no sabe nada… -dijo Damon.
- Creo que será lo mejor. –contestó Elena sin hacer caso a Damon.
- ¡HE DICHO QUE MATT NO SABE NADA! –gritó Damon para que le escucharan.
- Damon, tú sabes más de la cuenta, ¿no? –le miró Stefan. – Sabes por qué está así. –Damon no le miró. - ¡Suéltalo! –le ordenó Stefan.
- Yo provoqué lo de Matt y Caroline. –soltó. Y bueno Roxy me pidió que le hiciese olvidar todo lo que le hacía sufrir y así hice… Pero parece ser que se me fue de las manos… -explicó Damon.
- ¿Que tú qué? –soltó Elena mientras se lanzaba sobre él, pero Stefan la paraba.
- No es hora de pelearse. –intentó calmar la situación Stefan. – Ya habrá tiempo de hablar de ello. Y ahora Damon… Vas a deshacer la compulsión… -Damon asintió. Entraron en la habitación, pero Roxy ya no estaba.
- No está… -se comenzó a preocupar Elena.

Damon miró por toda la habitación y entró en el baño. Ahí la encontró sentada en el suelo. Con la cabeza entre las piernas.

- Roxy… -se acercó.
- ¡Déjame! –se levantó e intentó salir corriendo, pero Damon la frenó. - ¡Te odio! –comenzó a golpear el pecho del chico.
- Roxy… Mírame. –ella obedeció. – Te vas a acordar de todo lo de Matt y Caroline, ¿vale?
- Me voy a acordar de todo lo de Matt y Caroline. –repitió como un zombie. Damon la cogió en brazos y la tumbó sobre la cama.
- ¡Chicos, está aquí! –gritó para que Elena y Stefan le escuchasen.
- Damon… ¿Por qué no me has hecho olvidar lo nuestro? –susurró Roxy y después de quedó dormida del cansancio.
- ¡Shhh! Duerme… -le tapó con la sábana y salió de la habitación.

domingo, 4 de abril de 2010

Capítulo.7

*[PUNTO DE VISTA DE DAMON]*

Me quedé mirando hacia la puerta de la casa de Roxy, no quería hacerla sentir mal. Pero quería que viese que Matt no era lo suficientemente bueno para ella.
Así que comencé a pensar qué podía hacer, hasta que se me ocurrió una magnífica idea.

Subí al coche de nuevo y me dirigí a la fiesta para encontrar a Matt y a Caroline. Mi plan era perfecto y no podía fallar.

Entré en la mansión y me concentré para ver si podía escuchar la voz de Caroline. Y sí la escuché no estaba muy lejos de mí. La busqué y ahí la encontré bailando con Matt.
Me acerqué y hablé.

- Perdón. Ya he vuelto, preciosa. –miré a Caroline.
- ¡Qué bien tenía ganas de estar contigo! –se soltó de Matt.
- Cariño, podrías traerme una copa. –ella encantada se marchó y nos dejó a mí y a Matt solos. Me giré y le miré. – Vas a besar a Caroline y os vais a acabar acostando sin que te importe en este momento lo que piense Roxy. –usé mi compulsión contra él.
- Voy a besar a Caroline y vamos a acostarnos sin importarme lo que piense Roxy. – repitió como un zombie. Yo sonreí satisfecho y me marché a buscar a Caroline. Cuando la encontré me acerqué a ella y repetí lo que le hice a Matt. Ella se dirigió hasta Matt y subieron a una de las habitaciones del segundo piso. Yo sonreí más que satisfecho…

*[FIN DEL PUNTO DE VISTA DE DAMON]*

Stefan y yo estábamos bailando y pasándonoslo bien cuando vi algo un tanto raro. Vi como Caroline tiraba a Matt de la mano y se lo llevaba al piso de arriba.
Me aparté de Stefan.

- Stefan, ahora vengo. –le dije. – Tengo que ir al baño… -y me marché.

Subí las escaleras y doble la esquina. Ahí les vi a ambos besándose con mucha pasión. Sentí una punzada en el pecho. No porque me doliese a mí, sino por Roxy. Matt le estaba siendo infiel y Roxy no aparecía por ahí y no se estaba dando cuenta de nada.

Muy decidida me acerqué a la pareja y les aparté.

- ¿Qué haces, Matt? –le miré seriamente. En mi voz se notaba la ira.
- Estoy con Caroline, ¿no lo ves? –intentó volver a besarla. Pero se lo impedí.
- ¿Y Roxy? –pregunté.
- ¡No lo sé ni me importa! –contestó él.
- ¡Estás engañándola con su amiga! –le chillé.
- No me importa lo que piense Roxy. ¡Y ahora lárgate! –me soltó y con mucha rabia acumulada me fui.

Bajé corriendo las escaleras y me dirigí a donde estaba Stefan y le encontré con Damon. Pero en ese momento no me importó que estuviese ahí.

- ¿Qué te pasa, Elena? Tienes mala cara. –me dijo Stefan.
- Matt y Caroline se están liando en el piso de arriba… -solté.
- ¿QUÉ? –preguntaron los dos hermanos.
- Y a Matt no le importa lo que piense Roxy… -me enfadé aún más al recordarlo.
- Pobre Roxy… ¿Cómo le pude hacer esto? –preguntó Stefan.

Todos nos quedamos en silencio.

**

Estaba echada en la cama. Me sentía fatal por lo ocurrido con Damon. Pero a la vez me sentía bien.
Me quité el colgante que me había regalado Matt. Me había daño recordar que lo llevaba puesto después de todo lo que había pasado.

Matt intentando hacerme feliz y yo liándome con Damon. ¡Genial! ¡Lo había hecho muy bien!
¿Por qué simplemente no podía aceptar ser feliz con Matt?
Él era todo lo que una chica como yo buscaba y yo siempre buscaba a Damon, que era todo lo contrario a Matt.

Me levanté y me dirigí al baño para lavarme la cara. Al terminar salí y me choqué con alguien. No estaba sola en la habitación…

Alcé la vista y miré quién tenía en frente.

- ¿Qué haces aquí, Damon? –me giré.
- Vengo a hablar contigo… -me dijo secamente.
- No tengo nada de que hablar contigo… -él me hizo girar para que le mirase.
- No es sobre mí… Es sobre… Matt. –mis ojos se abrieron de par en par.
- ¿Qué ha pasado?
- Tu novio se estaba dando el lote con Caroline cuando volví a la fiesta. –al escuchar las palabras de Damon, me dejé caer en el suelo. Y comencé a llorar.
En ese momento noté como Damon se ponía a mi altura y me abrazaba. Yo alcé mis brazos sin fuerza e hizo lo mismo.

- ¿Es una broma no, Damon? –son las únicas palabras que en ese momento salieron de mi boca.
- No… Elena lo vio y nos lo contó a mí y a Stefan… -me miró mientras yo rompía en llanto sobre su hombro.

De repente me levanté muy bruscamente y me senté en la cama, cogí el móvil y lo apagué no quería recibir ninguna llamada de nadie.
Damon se sentó a mi lado y habló.

- Matt dijo que no le importaba lo que fueras a pensar después de todo. –me dijo Damon.
- Le odio… ¿Cómo puede hacerme esto? –suspiré. –Bueno… En parte me lo merezco…
- ¿Por qué te lo mereces? –me miró.
- Porque tú y yo nos besamos… -le contesté sin mirarle a los ojos. No era capaz de hacerlo.
- Yo te besé a ti. –intentó explicarse pero le corté.
- Y yo te seguí y no me negué en ningún momento.
- Bueno… Si darme una bofetada no es negarse… -comenzó a reírse. –Además fue un beso insignificante, sin sentimiento, ¿verdad? –me sonrió pícaramente.
- Sí, sólo un simple e insignificante beso… -me atreví a mirarle al fin.

Estuvimos un rato sin hablar cuando vi que Damon se fue acercando a mí. Yo no quité la vista y me mantuve firme.
De repente se fue la luz y nos quedamos a oscuras. Me aparté de él y me levanté de la cama.

- Voy… voy a encender unas velas. –me acerqué a la cómoda, saqué unas velas y las encendí.

Cuando me giré vi a Damon a unos centímetros de mí y me asusté.

- Damon… -susurré.

Nos quedamos mirándonos fijamente durante un instante y como dos imanes que se atraen nos fuimos acercando. Nos volvimos a mirar otro instante. Vi como Damon acercaba su rostro al mío, me miró. Y yo sin dudarlo un instante, di el último paso, acorté la poca distancia que quedaba entre nosotros y junté mis labios con los suyos.
El beso comenzó muy suave y dulcemente pero fue yendo a más, se convirtió en un beso apasionado.

Todo lo de Matt que me había preocupado hasta ese momento desapareció con aquel beso.
No podía negar que seguía amando a Damon, y que este era el mejor momento de mi vida…

No quise separarme de Damon pero necesitaba respirar, así que a regañadientes me separé sin dejar de sonreír y le miré a los ojos. Ambos sonreímos.

Le cogí de la mano y le arrastré hasta mi cama, ahí me dejé caer. Él se sentó y me miró, mientras me acariciaba el pelo.

- Quiero que me hagas olvidar todo… -hablé al fin. Él me miró.
- ¿Qué quieres olvidar? –me preguntó mirándome a los ojos.
- Lo de Matt y Caroline… Todo lo que me hace sentir mal. –suspiré y seguí hablando. – Quiero ser feliz… –tiré de su brazo e hice que cayese sobre mí. Ambos nos miramos.
- No sé si es buena idea… -me contestó mientras me volvía a acariciar el pelo. Yo me quité la pulsera de verbena que me había regalado Stefan. Se la enseñé a Damon y la lancé al aire.
- Es un favor que te pido… -le volví a mirar.
- ¿Qué van a decir Stefan y Elena si se dan cuenta de todo? –me preguntó.
- No me importa lo que piensen… Sólo me importa lo que pienses tú. –contesté. –Sé que te gusto, pero que sigues manteniendo en tus recuerdos a Katherine. Tú me harás olvidar a Matt y yo haré que te olvides de Katherine…

Damon fue a hablar pero no le dejé. Puse un dedo sobre sus labios y evité que dijese nada. Me acerqué a él y le besé. Él me correspondió.

Era un sueño hecho realidad…