martes, 30 de marzo de 2010

Capítulo.6

*[PUNTO DE VISTA DE DAMON]*


-198…199…y 200- Resoplé mientras hacia el último abdominal. Me levanté del suelo y me dirigí a coger una toalla que había en una silla a unos metros de mí. Me quedé delante del espejo mirándome.

-Joder Damon, creía que no podías superarte, pero fíjate…-dije en voz baja mientras me pasaba una mano por los abdominales y me salía esa sonrisa pícara en la cara.-Es hora de ir de Banquete- y con un rápido movimiento me desplacé hasta la ducha, me vestí y me dirigía a la puerta de la casa.

**

La verdad es que me había sentado bien beber algo. Desde que había vuelto al pueblo me sentía con fuerza.
Y lo estaba comprobando ahora.
Tenía ganas de pelearme con alguien, sabía que en ese momento podía ganar a cualquiera que se me pusiera por delante.

Estos días parecía no ser yo mismo. Desde lo de Roxy… A veces me costaba recordar ese momento…Yo no quería hacerle daño, pero no pude controlarme. Y sabía que no podría controlarme nunca.
Yo no era como Stefan, yo era, ¿cómo decirlo? Un monstruo sin sentimientos, que mataba por placer. Y que no podría tener control sobre sí mismo…

Cogí mi teléfono móvil y lo miré. Tenía un mensaje de voz. Decidí escucharlo.
Cuando acabé me sentí aún peor… Era de Roxy. Me pedía perdón por lo ocurrido. Pero me dejó destrozado al oír lo de Matt… ¿Se lo quería tomar en serio? Eso no podía ser… Él no era bueno para ella.
Él sólo le haría daño…

¿Por qué me ponía así? Yo no estaba celoso, sólo es que quería protegerla…
Yo estaba con Caroline y estaba bien con ella. Hacía todo lo que quería y no se quejaba. Así que yo estaba muy bien, no quería otra que no fuese ella.

*[FIN DEL PUNTO DE VISTA DE DAMON]*


Matt vino a casa a verme, yo estaba echada sobre mi cama, pensativa. Ni me di cuenta de que había entrado. Se sentó sobre la cama y me besó. Yo me asusté.

- ¡Matt! No te había oído entrar… -le miré.
- No quería asustarte. –me miró dulcemente. - ¿Cómo estás? –me acarició el rostro.
- Estoy bien. –le sonreí.
- ¿Qué es lo que te pasó exactamente? –me preguntó.
- Me resbalé y me di con la esquina de la mesa… -mentí. Él me abrazó.
- Tenía ganas de estar contigo. –me dijo al oído. Yo me estremecí.
- Y yo… yo también. –le contesté.
- ¿Sabes? Esta noche hay una fiesta en casa de los Lockwood. Y tenía pensado llevarte.
- Me encantaría, Matt. –no me hacía mucha ilusión, pero tenía que despejarme un poco y me vendría bien una fiesta.

**

Matt, se fue. Me dijo que se iba a preparar para la fiesta y que luego pasaría a recogerme.
Me di una ducha, me vestí y mientras me maquillaba, entró Elena a coger el secador.

- ¡Estás preciosa, Roxy! –me dijo. Yo llevaba un vestido palabra de honor azul oscuro, lo combiné con unos tacones negros y me había recogido mi larga y oscura melena en un moño, pero me había dejado unos tirabuzones a cada lado.
- ¡Tú también estás muy guapa! ¡Veo que también vas a la fiesta! –sonreí.
- Sí, en unos minutos vendrá Stefan y yo sin vestir… ¡Qué desastre! Voy a terminar de prepararme. –cogió el secador y salió del baño.

Ya era la hora. Matt había venido a recogerme. Estaba muy guapo, no lo podía negar.
Se acercó a mí y me dio un tierno pero tímido beso en los labios, giró la vista y me dio la mano, yo se la cogí y nos dirigimos a su coche.

Al llegar entramos en la mansión de los Lockwood y nos servimos unas copas. Estuvimos un rato con Elena y Stefan, hasta que Matt decidió llevarme a un sitio apartado, y ese sitio era el jardín.

Nos sentamos en un banco y me miró fijamente. Me cogió la mano y habló.

- ¿Sabes? Nunca imaginé estar así contigo… Hasta hace poco yo estaba mal porque tu hermana no me quería y mira aquí me tienes… Feliz de nuevo y junto a ti… No sabes cuánto tiempo llevaba esperando este momento. Me gustaría que tuvieras esto. –sacó un colgante de su bolsillo, era precioso. Me giré y me lo puso. – Quiero que cada vez que lo veas te acuerdes de mí… -no supe qué decirle así que tan sólo le besé.

Mientras le besaba comencé a escuchar los quejidos de alguien, la voz me sonaba… Era Caroline. Me giré y la vi en frente de nosotros, aunque a unos metros y también vi a… No podía ser… Era Damon. Y nos había visto besándonos.

En seguida le vi corriendo y llevándose a Caroline de ahí, se habían metido en la mansión. Yo quise ir en su búsqueda.

- Matt, no me encuentro bien, voy un momento al baño, ¿vale? –le sonreí.
- Puedo acompañarte.
- ¡No! No hace falta, ahora vengo. –y salí corriendo y me introduje en el edificio.


Busqué por cada lado de la mansión a ver si veía a Caroline, ya que estaría con Damon. De repente alguien me llamó.

- ¡Roxy! ¡Te estaba buscando! –me giré y vi a Caroline y a Damon cogidos de la mano.
- ¡Caroline! –la abracé y ella me correspondió. - ¿Qué querías? –miré a Damon con timidez.
- Quería saber si me dejabas bailar con Matt, ya que Damon no quiere. –me miró.
- ¡Ah, claro! Está fuera en el jardín, sentado en el banco. –le sonreí.
- Por cierto… ¿Cómo os va? –me susurró al oído. – Me han dicho que es muy bueno en la cama... ¿Ya lo has comprobado? –sabía que a pesar de que Caroline me susurrase, Damon lo oía todo.
- No… No lo he comprobado. –me sentía incómoda.
- Ya me dirás cosas… -rió mi amiga. –Ahora vuelvo, cariño. –le dio un beso a Damon. Y nos quedamos solos.

Yo no sabía qué hacer en aquel momento y me sentía muy incómoda, así que decidí darme la vuelta e irme sin decir nada, pero Damon me agarró del brazo y me llevó a un sitio apartado.

- Damon… -es lo único que llegué a decir y me abracé a él. Él tardó en reaccionar pero también lo hizo. Bajó una mano por la espalda y me tocó donde se suponía que estaba mi herida antes de cicatrizar y me miró.
- Lo siento mucho, Roxanne… -y agachó la cabeza. Yo se la volví a alzar.
- No pasa nada, Damon. Soy yo la que tiene que disculparse… Fue mi culpa. –comencé a llorar sobre su pecho.

Comencé a sentirme muy mareada y no sabía porqué, la vista se me nubló y estuve a punto de desplomarme sino hubiese sido por los brazos de Damon.

- Roxy, ¿qué te pasa? –me hablaba Damon.
- Estoy muy mareada.
- Venga, te llevo a casa. –me dijo.
- ¿Y Caroline?
- Caroline estará bien, lo importante es llevarte a casa.

Me cogió en brazos y me metió en su coche.
Se me comenzó a pasar el mareo a medida que íbamos llegando a casa.

- ¿Estás mejor? –me preguntó.
- Sí, gracias.

Seguimos el trayecto en silencio, hasta que llegamos a casa y yo me bajé del coche. Damon me acompañó hasta la puerta.

- Gracias por traerme… -le miré.
- Espero que tu novio se preocupe un poco más la próxima vez… -dijo sin mirarme.
- ¿Por qué lo dices?
- Tenías mala cara cuando te vi con él en el banco. –me contestó. -Y parece que ni se dio cuenta.
- No todo son vampiros como tú, Damon. –le solté.
- Yo ya te digo que él no es bueno para ti. Parece ser que a él le gusta más Caroline… -me contestó bruscamente.
- Pero, ¿qué dices? –le miré desafiante.
- Como ya has dicho no todos son vampiros… Pude leer su pensamiento… Le atrae mucho Caroline.
- ¿Por qué no te vas un poco a la mierda, Damon? –le grité. – Siempre tienes que estropearlo todo, nunca puedes hacer las cosas bien. ¡No te entiendo! Podrías ser más sensible, más como Stefan.

En un visto y no visto Damon me acorraló contra la pared y me besó bruscamente. Yo tardé en reaccionar, pero luego me dejé llevar.
En cuanto se apartó de mí, le abofeteé.

- ¿Por qué has hecho eso? –le pregunté.
- Reconoce que te ha gustado… -sonrió pícaramente.
- ¡No! No, me ha gustado.
- Lo hice porque no te callabas, a veces puedes llegar a ser irritante… -me soltó.
- ¡Déjame en paz! –me metí en casa y cerré de un portazo.

Me dejé resbalar por la puerta y me quedé sentada en el suelo. ¡Me había besado! Y yo me sentía bien, pero a la vez mal por Matt.
Me había encantado el beso de Damon, era todo lo contrario a Matt, aunque Matt a penas me había besado. Damon lo hacía con mucha más pasión, más bruscamente, en cambio, Matt lo hacía con mucha ternura…

En ese momento me sentí mal al tocarme el cuello y notar el colgante de Matt. Me eché a llorar… No quería traicionarle… Y mucho menos rechazarle.
Quería olvidarme de Damon y ser feliz con él…

sábado, 13 de marzo de 2010

Capítulo.5

Stefan y Elena estaban en el hospital, Elena acudió lo más rápidamente posible cuando Stefan la llamó, aún no sabía realmente lo que había pasado, pero lo que sí sabía era que su hermana estaba inconsciente en una camilla.

- Stefan, ¿Qué ha pasado? ¿Por qué mi hermana está ahí dentro? –se echó las manos a la cabeza mientras caminaba de un lado a otro.
- Roxy ha perdido mucha sangre… -dijo Stefan.
- Stefan, ¿qué es lo que estás intentando evitar? ¿Qué ha pasado? Porque no es normal que mi hermana esté así… -le miró a los ojos.
- Damon… -llegó a decir Stefan. Elena saltó furiosa.
- ¿Qué le ha hecho el estúpido de tu hermano? –sentía como su sangre hervía.
- Roxy vino a hablar con él y parece ser que él no hizo mucho caso y acabaron discutiendo. No escuché mucho, oí a Roxy decir cosas malas de Katherine y Damon se enfadó, tanto que quiso atacarla, pero se contuvo. Roxy le presionó y el la lanzó por los aires. Cuando entré Damon estaba en su forma vampira y ella estaba pegada al escritorio. Se había golpeado con la esquina y estaba perdiendo demasiada sangre.
- Yo mato a tu hermano. Dije que la dejase en paz. –se marchó de ahí corriendo.
- Elena, ¿a dónde vas? –le gritó Stefan.
- Voy a buscar a tu hermano. –le contestó. – Quédate con Roxy por si despierta. Stefan quiso ir detrás de ella, pero se quedó para cuidar de Roxy. No quería dejarla sola.

**

Elena llegó a casa de los Salvatore. Tocó a la puerta y esperó a que Damon le abriese. El chico tardó pero fue a abrir. En cuanto abrió Elena le abofeteó.

- ¡Estúpido! Te dije que no te acercases a ella. –le miró furiosa.
- No estoy para gilipolleces, ¿vale? –intentó cerrar la puerta, pero Elena se lo impidió y se metió en el vestíbulo.
- ¿Sabes? No es una gilipollez. Mi hermana está muy mal en el hospital, está perdiendo mucha sangre y tengo miedo. Y todo es culpa tuya.
- Yo no fui el que insultó y comenzó todo. –soltó sin mirarla.
- ¡Pero tú la atacaste! ¿Te parece poco?
- Pero no la maté…
- No, no la mataste. Porque llegas a hacerlo y te juro que eres hombre muerto, Damon. –él no contestó. – No quiero que vuelvas a acercarte a ella en lo que le queda de vida, porque te aseguro que lo lamentarás. –se marchó y cerró de un portazo.

**

Comencé a despertarme, estaba muy desorientada, no sabía qué había pasado ni dónde estaba. Abrí bien los ojos y me di cuenta de que estaba en una habitación de hospital.
Intenté levantarme y noté un dolor muy agudo en la espalda, me toqué y me hice aún más dañó comencé a acordarme de todo lo ocurrido en casa de los Salvatore.
Mi cabeza reprodujo la escena en la que Damon me lanzaba por los aires. Sentía la punzada de dolor como si hubiese vuelto atrás en el tiempo. Se me cayeron unas lágrimas.
¿Cómo había llegado a decirle todo aquello? Me sentía tan mal. Quise ir a buscarle y eso es lo que me propuse. Pero primero tenía que conseguir levantarme de la camilla. No fue nada fácil.
Pero cuando lo conseguí apareció Stefan y me agarró.

- Roxy, no puedes levantarte no estás bien, es peligroso. –me agarró.
- Tengo que irme. –me intenté soltar, pero me estaba haciendo más daño.
- No, Roxy, no puedes.
- ¡Necesito verle, Stefan, necesito verle! –comencé a gritar.
- ¡Shhh! Tranquila. –me abrazó. Yo comencé a llorar y me abracé fuertemente a él. Me sentía tan mal.

Pasado un rato Stefan me volvió a tumbar en la camilla y empezó a acariciarme el pelo para que me durmiese, yo no hacía más que llorar, hasta que por fin conseguí dormirme.

**

Estaba sentado en la cama, no podía creer lo que había pasado con Roxy. La había lastimado…
Pero es que no pude controlarme, no soporté que insultase a Katherine y estuve a punto de matarle.
¿Cómo pude?

No tengo excusa soy un maldito cazador que no puede pensar en otra cosa que matar…

Lo mejor era irme y olvidarme de todo lo que me ataba a Mystic Falls. Sería lo mejor para todo el mundo, y sobretodo para Roxy…

Así que cogí todo lo que necesitaba y me marché de la casa, no iba a avisar a Stefan. Él podía sentirme que me marchaba.
En ese momento estábamos conectados. Se dio cuenta de que no tenía intención de volver, él no hizo el intento de pararme, me dejé ir. Sabía que lo mejor era irme.
Así no podría molestar a nadie más.

**

Me volví a despertar, ya era por la mañana. Había estado durmiendo todo el día anterior. No sentí tanto dolor como el día anterior. Pero el médico me dijo que tenía que quedarme un poco más en el hospital.

Miré hacia un lado y vi a Elena y a Stefan durmiendo sobre un sofá, que había ahí en la sala.

Noté como Stefan se despertaba y apartaba con delicadeza a Elena, para no despertarla. Se acercó a mi camilla y me dio un beso en la frente.
- ¿Cómo estás? –me miró.
- Estoy mejor… -sonreí forzosamente. Ya no sentía dolor, pero por dentro me estaba muriendo. Seguía con la esperanza de que Damon viniese a verme y que se solucionase todo, pero no aparecía.
- ¿Te preocupa algo? –me preguntó seriamente.
- No… Estoy bien, de verdad.
- Es por Damon, ¿no? –volvió a preguntar. Yo no dije nada, sólo bastó mi mirada. –No va a venir a verte… -eso me sentó como un puñal atravesado mi pecho.
- ¿Qué? –pregunté yo. No llegué a decir nada más.
- Se ha ido de la ciudad… No piensa volver.
- ¿Cómo lo sabes? –comenzaron a brotar unas cuantas lágrimas.
- Damon y yo… Estamos conectados. Y leí su pensamiento. No quiero causar más daños y por eso se va.
- No puede ser… -comencé a llorar. No aguanté más y me levanté para encerrarme en el baño, quería estar sola.
- Roxy, no te muevas. –me ordenó Stefan.
- ¡Quiero estar sola! –dije entre sollozos. –y me encerré en el baño.

No podía ser… Se había ido y me había dejado sola y todo por mi culpa. Estaba destrozada, no era justo. No había ni tenido ocasión de pedirle perdón y decirle todo lo que sentía…

**

Cuando me sentí más despejada, salí del baño. No había nadie ahí. Era lo mejor, no quería tener que estar delante de Elena con la cara que tenía. No me comprendería.


Salí despacio y me volví a tumbar en la camilla. Miré hacia la mesilla que tenía al lado y vi el móvil de Stefan. Lo cogí y me dispuse a llamar a Damon, tenía que hablar con él. Busqué su número y le di a descolgar. No dejé ni que sonase, me asusté y colgué rápidamente no era capaz de hacerlo…

**

Pasaron dos días y ya me habían dado el alta. Ya estaba por fin en casa.
Aquella tarde Matt vino a verme y charlamos un rato. Me estaba ayudando mucho. No le dije exactamente qué había pasado, pero sabía que estaba mal.
Así que estuvo toda la tarde mimándome. No paraba de besarme y hacerme cosquillas.
Cada vez que me besaba recordaba la cara de Damon y tenía que apartarme y disimular.
Matt no se dio cuenta de nada, pero me sentí muy mal con él. Era tan bueno conmigo y yo le rechazaba…


Estuvimos así hasta que se marchó.


Cuando vi que estaba sola, cogí mi móvil y me encerré en mi dormitorio. Esta vez sí que iba a llamar a Damon. Lo tenía claro.

Marqué el número y esperé.
No contestó, pero decidí dejarle un mensaje en el contestador.

- Damon, soy yo, Roxy. –dije nerviosa. –Quería pedirte perdón por lo ocurrido aquel día en tu casa. Yo no pretendía ofenderte y lo conseguí. Me siento muy mal.
Estuve ingresada en el hospital, pero ya estoy bien. No ha sido nada. No quiero que te eches la culpa por nada, si es que lo estás haciendo. Porque yo te provoqué. Sé que tú no querías hacerme daño.
Stefan me dijo que te habías marchado del pueblo y que no tenías intención de volver. Así que quería despedirme de ti.
He pensado todo seriamente y creo que voy a salir con Matt más en serio. Necesito despejarme y olvidarme de todo esto.
Espero que te vaya todo bien estés donde estés.
Adiós… -comenzaron a brotarme las lágrimas. Había hecho lo correcto.


Le había dicho que iba a comenzar a salir con Matt seriamente. No le quería como a Damon, pero podía aprender a quererle…

martes, 9 de marzo de 2010

Capítulo.4

Llegué a casa echa una furia. Entré rápidamente y me dirigí a mi dormitorio. No quería ver a nadie.
Odiaba a Damon, y mucho.
No era justo lo que me había hecho. Ponerse así sin darme una mísera explicación. No me parece bien.
Y lo mejor fue que tuvo que persuadir a Matt, eso ya era el colmo. Bien, Damon. ¬¬

Esa tarde no hice otra cosa que ver una película y escuchar música, ya que no tenía más ganas de salir y cruzarme con la gente.
El día había sido un desastre y todo por culpa de mi estúpido plan. ¿Quién me mandó poner celoso a Damon? Porque no dio el resultado que esperaba…

**

Por la noche a la hora de la cena bajé a la cocina y me senté en la mesa. Elena me miró y con esa mirada me lo dijo todo. Ella sabía que no estaba de humor y quería saber porqué. Ya que ahora Stefan no estaba decidí hablar.

- ¿Qué te pasa? –me preguntó al ver que yo no hablaba.
- Damon… -solté.
- ¿Qué te ha hecho? –noté como se había irritado.
- Estaba comiendo con Matt y se entrometió y lo estropeó todo…
- ¿Tenía alguna razón?
- No… Simplemente parecía que se aburría y tenía que venir a fastidiarme. Ya sabes como es él. No quiero saber nada de él. Es estúpido. –me levanté de la mesa y me fui sin tan siquiera probar bocado. Estaba demasiado alterada. Así que subí a mi dormitorio y me eché en mi cama, pero me volví a levantar al recordar algo. Me acerqué a mi ventana y la cerré. Así Damon no podría entrar cuando él quisiese, ya que Elena le invitó a entrar aquel día. él ahora pensaba que podía visitarnos cuando le viniese en gana, y esa noche no iba a ser así. Ni esa noche ni ninguna otra noche.

Me tumbé en mi cama y cerré los ojos, estaba muy cansada y nerviosa, no tardé mucho en dormirme.

**

Me levanté a la mañana siguiente, me preparé y me vestí. Al terminar, llamé a Matt y le dije que si quería quedar para dar una vuelta por el pueblo. Aceptó encantado. Así que me puse muy guapa, bajé a desayunar algo y directamente me fui.

Había quedado con Matt en la plaza. Me senté en un banco y le esperé ahí. Pasado un rato se presentó con un rosa y se sentó a mi lado.

- Para ti… -me dio la flor.
- ¡Oh, gracias, Matt! ¡Es preciosa! –la olí.
- Gracias a ti por haberme llamado. Tenía ganas de verte. –me sonrió.
- Matt, yo… Lo siento por lo de ayer… No sé qué le pasó a Damon. –me expliqué.
- No importa, lo importante es que tú y yo estamos aquí, sin nadie que nos interrumpa… -me miró dulcemente. Yo no pude evitar sonreír. Matt era tan dulce, era un cielo. No sé cómo Elena pudo dejarlo escapar, era perfecto. Lo conocía desde que era muy pequeña y siempre había sido mi amigo, había estado siempre ahí para mí. Y ahora al escucharle hablar, comencé a sentir una sensación que me envolvía no sabía exactamente qué era pero me encantaba.
- Roxy, me gustas mucho… Yo no sé si te gusto a ti… Pero llevo mucho tiempo detrás de ti. Eres tan buena conmigo y tan dulce y eso me encanta. Y yo… -no le dejé terminar porque ya le había besado.

*[PUNTO DE VISTA DE DAMON]*

Salí a dar una vuelta por el pueblo. En casa estaba aburrido. Stefan ya se había ido con Elena y no tenía nada que hacer. Tenía pensado molestar a mi hermano, pero ya que no estaba tenía que buscar un plan B.
Así que salí a ver qué me podía encontrar.
Esta vez no me llevé el coche, fue caminando, aunque sabía que saliendo me iba a aburrir igual, pero no le di importancia.

Tenía pensado ir a ver cómo estaba Roxy, aunque sabía que estaba molesta, pero por ir a molestarla un rato no perdía nada.
Pasé por delante de la plaza y observé a mi alrededor. No había más que gente caminando con sus hijos o perros, o gente sentada en la hierba.
Me fijé en una pareja a lo lejos que estaba sentada en un banco. Al pasar por delante me di cuenta de quiénes era… Y me quedé estupefacto.

Eran Roxy y el estúpido ese besándose. Pero, ¿cómo?
Eso sí que ya no me gustaba nada…
¿Roxy y ése?
Me entraron ganas de lanzarme a por él, pero me contuve. Pasé de largo y me dirigí a casa de Elena y Roxy.
Quería saber qué estaba pasando.

Llegué a la casa y toque la puerta. ¿Por qué había tocado la puerta si podía entrar cuando quisiese?
Entré y me encontré a Elena con la intención de abrirme.

- Hola, Damon. Buenos días a ti también. –soltó irónicamente Elena.
- No tengo tiempo para tonterías. –le solté.
- ¿Qué pasa? ¿Por qué has venido? –me preguntó.Y vi a Stefan aparecer tras el marco de la puerta del salón.
- Es por Roxy…
- No está… -contestó Stefan.
- ¿A ti quién te ha dado vela en este entierro, hermano? –le miré furioso. Vi como Stefan pretendía tirarse sobre mí, pero Elena lo paraba. Yo sólo reí. - ¿Qué hace Roxy con ese idiota del equipo de Fútbol?
- ¿Por qué lo dices, Damon? –preguntó Elena.
- ¡Se estaban besando! –le contesté.
- ¿Y qué?
- ¡Que era tu ex novio! –le solté. Vaya contestación más tonta di.
- Si ella es feliz con él, no me importa. –me dijo. Y me dirigió a la cocina. –Quiero que te alejes de ella. No quiero que estropees su felicidad. Si ella es feliz, déjala. No hace más que causarle daño. Sólo te digo que si me entero de que la has lastimado, voy a por ti. –yo al escucharlo me reí.
- No te tengo miedo, Elena. –me marché de ahí sin decir nada más.

*[FIN DEL PUNTO DE VISTA DE DAMON]*


Ya habían pasado dos días desde que comencé a salir con Matt, todo me iba mejor que nunca. Era feliz y parecía que me había olvidado casi del todo de Damon.
Ya no ansiaba verle, ni soñaba cada noche con él.

Con Matt todo iba bien, estábamos muy bien juntos. Llevábamos muy poco, pero era como si ya llevásemos una eternidad. Me encantaba estar con él.

Al salir de clase, me dirigí al coche de Elena. Tenía que esperarla un rato, ya que ella aún tenía unas cosas que hacer.

Me apoyé en el coche y esperé.

Levanté la vista y me encontré a Damon. Me acerqué a él con intención de saludarle.

- Roxanne… -soltó secamente. Odiaba cuando decía mi verdadero nombre. Eso significaba que nos iba mal, bueno mal no, muy mal.
- Damon… -quise decirle algo, pero vi que Caroline llegaba. Damon miró a mi amiga y la besó. Yo me quedé sin habla. ¿Damon con Caroline otra vez? No podía ser.
- Vámonos, preciosa. –le cogió la mano a Caroline y se marcharon. Yo me quedé estupefacta. No me lo podía creer…

**

Esa tarde no tenía que hacer nada, me dirigí a casa de los Salvatore. Quería hablar seriamente con Damon. Quería saber qué estaba pasando. Y por qué él estaba así conmigo.

Toqué a la puerta y esperé. Me abrió Stefan.

- ¡Stefan! –le abracé. Aunque no lo pareciese yo tenía mucha confianza con él. Aunque últimamente estábamos algo distanciados.
- ¡Roxy! ¿Qué haces aquí? –me miró.
- ¿Está Damon? –le pregunté tímidamente.
- Sí, está arriba… -cerró la puerta.
- Gracias. –le sonreí y subí.

Crucé el pasillo, estaba muy nerviosa. Vi la puerta entreabierta y me acerqué la abrí despacio. Asomé la cabeza. Quería ver si estaba solo o con… Caroline.
Le vi ahí sentado en la silla leyendo algo.
Entré muy lentamente y le miré.
- ¿Qué haces aquí, Roxanne? –dijo sin tan siquiera mirarme.
- Deja de llamarme Roxanne, no me gusta. –le contesté.
- Ése es tu nombre, ¿o me he equivocado? –me soltó. – No has contestado a mi pregunta.
- Vengo a hablar contigo.
- ¿De qué? ¿Hay algo de lo que hablar? –me preguntó.
- ¿Podrías mirarme? Odio hablar y que no me miren. –le dije yo algo enfadada. Él me miró y se levantó.
- Ya está. Ahora, ¿a qué se debe tu visita?
- Te echo de menos, Damon. Casi nunca te veo. –le comencé a contar.
- Estoy muy ocupado. Ya sabes Caroline… -sonrió.
- No la quieres…
- ¿Y tú qué sabes? Caroline es perfecta, además es muy influenciable, hace todo lo que yo quiero. Estaba deseando volver con ella.
- No seas mentiroso. Tú sigues enamorado de Katherine. –solté furioso. – Que ese es otro tema. Seguir enamorado de esa estúpida que tan sólo te hizo daño. ¡Qué triste! –me había cabreado de verdad. Sabía que estaba metiéndome en la boca del lobo pero yo seguí. – ¡Olvídala ya! –me callé. – Me gustaría haber conocido a Katherine. Seguro que era una zorra, y tú le ibas detrás como su perrito faldero… -vi como Damon se lanzó sobre mí y agarró mi cuello con sus manos.
- No vuelvas a mencionarla, ¿vale? –me apretó más fuerte. Yo como pude contesté.
- ¿Por qué? ¿Qué vas a hacerme? ¿Morderme? ¿Matarme? No te tengo miedo, Damon. -él me miró con mucha furia en sus ojos. En tan sólo un segundo se tornaron de color rojo y comenzaron a salirle esas arrugas alrededor de los ojos. Vale, ahora sí tenía miedo.

Vi como se giraba y comenzaba a respirar profundamente. Intentaba calmarse. Yo me quedé en mi posición estaba inmóvil.
En cuanto pude reaccioné y me acerqué a él. Me arrepentí de haberle dicho todo aquello.

- Damon… -le puse mi mano sobre el hombro. Él aún seguía girado.
- ¡VETE! -me gritó. Yo no hice caso e intenté abrazarle, pero él me empujó y me golpeé con el escritorio. Me clavé la punta de la mesa en la espalda y comencé a sangrar. Damon me miró y no pudo contenerse, se lanzó a por mí. Yo sólo pude gritar.

En ese momento apareció Stefan y lanzó por los aires a Damon. Luego se lanzó sobre él y lo intentó calmar. Damon lo apartó y se marchó a toda velocidad de ahí.


Yo empecé a cerrar los ojos, estaba perdiendo mucha sangre. Lo último que recuerdo fue que Stefan llamaba a Elena y me cogía en brazos…

domingo, 7 de marzo de 2010

Capítulo.3

*[PUNTO DE VISTA DE DAMON]*

Ya estábamos volviendo y no quedaba mucho para llegar a Mystic Falls. Yo no estaba muy concentrado en la carretera, más bien miraba a Roxy. No quería hacerle pasar una mala noche y resulta que al final todo se fue al traste por ese estúpido vampiro. Aunque ahora ya no había que preocuparse por él, no volvería a molestar más…

Seguí contemplando un rato más a Roxy, estaba dormida. Miré fijamente su rostro. Ella definitivamente no era Katherine, pero sé que podía proceder de su familia, tanto ella como Elena se parecían muchísimo a Katherine, y era algo que cada vez que fascinaba más, algo que hacía que no dejase de contemplar a las hermanas Gilbert.

Volví a poner la vista en la carretera, quería llegar cuanto antes y dejar a Roxy en su casa, ya que luego me tendría que encargar de Stefan…

*[FIN DEL PUNTO DE VISTA DE DAMON]*


Comencé a abrir los ojos muy lentamente, noté una suave brisa y escuchaba ruidos, debíamos de estar volviendo a casa. Como pude me incorporé, giré la vista y me encontré con Damon mirando fijamente a la carretera.

- ¿Dónde estamos? –pregunté poniéndome la mano en la cabeza. Tenía una pequeña herida, debía de ser de cuando forcejeé con aquel vampiro.
- Ya estamos llegando a Mystic Falls. –no me miró. Hubo un pequeño e incómodo silencio hasta que volvió a hablar. - ¿Estás bien? –ahora sí que me miró.
- Me duele un poco la cabeza y tengo una pequeña herida, pero no es nada… -le miré tímidamente. – Gracias por salvarme, Damon.
- Tuviste suerte de que llegara a tiempo… -dijo secamente.

Le noté muy raro, así que decidí no hablar en lo que nos quedaba de trayecto. Me giré y contemplé el cielo estrellado, es lo único que hice hasta llegar a casa.


En cuanto llegamos Damon paró el coche y me acompañó hasta la puerta, tocó y en seguida nos abrieron Stefan y Elena. Parecían furiosos.

- ¡Roxy! –me abrazó Elena y me hizo entrar. Miré a Stefan y noté que miraba mal a Damon. Yo en seguida me giré a mirarlos. Elena se dirigió a Damon y le levantó la mano, pero antes de que le golpease la cara, él paró su brazo. - ¿Qué le has hecho a mi hermana?
- No le he hecho nada. –dijo aún aguantando el brazo de mi hermana.
- ¿Cómo has podido llevártela así? –preguntó Stefan. Vi que Damon iba a hablar pero yo fui más rápida.
- Él no tiene la culpa. Todo es culpa mía. –Damon me miró sorprendido.
- ¿Qué? ¡Explícate! –me soltó Elena.
- Yo… Yo estaba en el recreo y me encontraba mal, por eso no me senté con vosotros. Y bueno llamé a Damon y le pedí que me llevase a algún sitio tranquilo y así hizo él y bueno…Fuimos a dar una vuelta y en un momento que me alejé un poco me atacó un vampiro… Si no llega a ser por Damon no sé qué hubiese pasado… Así que no tenéis que descargar vuestra ira con él sino conmigo. Y además debéis de agradecerle que me salvase la vida. –me giré y me dirigí escaleras arriba. Quería estar sola, pero antes me giré a decir una última cosa. - ¡Ah! Y por cierto… La próxima vez dejad que la gente se explique antes de sacar conclusiones propias.
- ¡Roxy! –me llamó Elena. ¡Lo siento! No te vayas…

Me senté en la esquina de las escaleras y escuché a mi hermana pedirle perdón a Damon, después le dio las gracias y se dirigió al salón con Stefan, éste aún miraba mal a su hermano.
Después dirigí mi vista a la puerta principal y vi a Damon marcharse por ella. Entonces me dirigí a mi dormitorio y me eché en la cama. Me puse a mirar al techo y a recordar el día de hoy, había sido fantástico, por fin me había sentido libre y feliz.

De repente escuché un ruido miré la ventana y ahí vi a Damon, sentado en el marco con esa sonrisa suya tan característica.

- Me gustaría saber qué piensas ahora mismo, porque no haces más que sonreír. –me miró y esperó una respuesta.
- Pienso en el día de hoy… -no le miré ya que sentí algo de vergüenza.
- Ha estado bien. –contestó mirando por la ventana. Volvió a haber un silencio. -¿Por qué me has defendido antes?
- Porque no mereces que te echen la bronca por haberme hecho sentir bien. –me acerqué a él.
- Gracias… -me miró.
- ¿Por qué en el coche has estado tan distante? –me entró curiosidad.
- Por nada… Cosas mías…
- Quiero saberlo. –le acaricié el pelo. No sabía cómo había sido capaz de hacer eso, pero lo hice.
- Tengo que irme. Adiós, Roxanne. –pero yo le cogí del brazo y se lo impedí.
- No te vayas, por favor… Tengo un poco de miedo después de lo de esta noche… Quédate. –era verdad tenía miedo, a saber si había más vampiros rondando por ahí o acechándome.
- Vale, me quedo. ¿Pero no crees que si me ven Stefan o tu hermana me matarán? Ya están hartos de mí.
- Hay una solución. –me acerqué a la puerta y cerré con llave. –nadie podría entrar.
- Sólo me quedaré hasta que te duermas… -me miró.
- ¡Vale! –le sonreí y me tumbé sobre la cama. Él se sentó en la silla que había a mi lado y se quedó mirándome. Pero no me importó porque yo hice lo mismo, no podía evitar sonreír. Había sido un gran día.

**

Al día siguiente me levanté y me dirigí al baño, ahí me encontré a Stefan y a Elena besándose. Seguramente Stefan había pasado la noche en casa, ya que la tía Jenna debía de estar aún fuera de la ciudad.

- ¡Perdón! No quería molestar… -me di la vuelta.
- No si nosotros ya nos íbamos… -se sonrojó Elena. –Vamos, Stefan. –le tiró de la mano y se dirigieron a la habitación.
Al ver que mi hermana y Stefan habían abandonado el baño, cerré la puerta, me metí en la ducha y dejé caer el agua sobre mi piel.
Lo primero que me pasó por la cabeza fue lo bien que dormí ayer por la noche. Me sentí protegida teniendo a Damon a mi lado, debería de haber más noches así. ¡Porque me encantó!

Salí de la ducha, dejando mis pensamientos de lado y comencé a vestirme. Me puse una camiseta algo escotada y una mini falda. Hoy me sentía bien y por ello quería vestirme algo más guapa.

Me senté en mi cama y me puse a pensar de nuevo. La actitud de Damon la noche anterior fue muy rara, y aún no sabía por qué…
Pero lo que sí sabía es que quería llamar su atención, ya que parecía que él me veía como a una niña pequeña a la que cuidar, y no como a una chica de la que poder enamorarse. Estaba dispuesta a hacerle olvidar a Katherine.
Y el primer paso sería intentar ponerle celoso.
Puede que yo no le gustase a Damon, pero a él no le agradaba nada que estuviese con chicos, puede que significase que sintiese algo por mí o que sólo quería protegerme, pero iba a averiguarlo.
Y ya sabía con quien podría llevar mi plan acabo, con Matt. Era un chico bastante guapo, era jugador del equipo de Fútbol del instituto y fue el ex novio de Elena. Parecía que sentía debilidad por las hermanas Gilbert. Había oído que yo le gustaba, pero él nunca me había llegado a gustar de verdad, así que no hice mucho caso de los comentarios. Pero ahora podría “fijarme” en él para llevar a cabo mi plan…

Bajé al salón y ahí me encontré a Stefan, Elena y Matt. Sabía que él venía cada sábado a mi casa para pasar un rato con nosotras.
Entré en el salón y me senté.

- ¡Hola! –miré a Stefan y Elena. - ¡Hola Matt! –le dediqué una sonrisa.
- ¡Waau! ¡Estás preciosa! –me dijo Matt.
- ¡Gracias!
- Por cierto… ¿Tienes algo que hacer a la hora de comer? –bien, me lo ponía fácil.
- ¡No! –le miré.
- Es que quería invitarte a comer…
- ¡Acepto! No os importa, ¿no? –miré a mi hermana y a su novio.
- ¡No, claro que no! –me contestó Elena.
- ¡Bien! Podríamos irnos ya… -miré a Matt. Él asintió.

Cogí mi chaqueta y nos marchamos en dirección a su coche.

**

Elena y Stefan seguían ambos atónitos en el sofá.

- ¿Has visto eso? –preguntó Elena.
- ¿Con Matt? –contestó con otra pregunta Stefan.
- Bueno, mejor con que Damon… -soltó Elena.
- Tienes razón. A lo mejor tu hermana está empezando a sentir algo por Matt.
- Puede. Matt es un buen chico, me sentiría muy orgullosa si saliese con él. –se recostó en el pecho de Stefan.

**

Llegamos al Mystic–Grill, solíamos ir toda la pandilla ahí para tomar algo y comer. Hoy parecía estar muy lleno.
Nos sentamos y pedimos la comida.
Yo comencé a mirar de lado a lado. Sí, estaba buscando con la mirada a Damon. A esas horas ya solía estar ahí bebiendo algo.
Después de un largo rato mirando, le encontré ahí estaba, sentado en la barra con su copa de Whisky.
Comencé a hablar con Matt, pero elevé algo el tono. Sabía que Damon estaba escuchando las conversaciones que se mantenían en el local, era algo que le solía entretener. Yo sólo tenía que llamarle la atención y tarde o temprano se daría cuenta de mi presencia.


Estábamos ya comiendo, mientras charlábamos y nos reíamos. Cuando apareció Damon delante de nuestra mesa.

- ¡Damon! ¡Qué sorpresa! –fingí.
- ¿Qué haces aquí? –me miró. ¿Y con él? –echó una mala mirada a Matt.
- Estamos comiendo no lo ves… Matt me invitó. ¡Es un cielo! –le contesté a Damon.
- Sí, un cielo… -soltó con ironía. Se acercó a Matt y le miró fijamente. –Olvídate de que has estado aquí con Roxy y vuelve a tu casa. –estaba usando su poder de compulsión.
- DAMON, ¿Qué haces? –elevé el tono. Mientras veía como Matt se levantaba como un zombie y se iba.
- No me gusta que estés con ese… Idiota.
- ¿De qué vas? –me levanté y le empujé. – Tú no eres mi novio, así que no me montes la típica escena de celos. –parecía que funcionaba.
- ¿Yo, celoso? –se comenzó a reír.
- Entonces, ¿por qué lo has hecho, eh? –le miré.
- Porque sí…
- ¡Eres idiota! Lo haces porqué sí… Sin dar explicaciones… -me di la vuelta. ¡Siempre sabes estropear las cosas! –le recriminé. Sí, me había dolido que hiciese eso porque sí, sin una explicación. Ahora que por lo menos me lo pasaba bien. Me giré y decidida quise dirigirme a la puerta pero Damon me tiró del brazo. Nos quedamos muy cerca, estábamos a unos escasos centímetros y yo comencé a ponerme nerviosa. ¿Qué intenciones tenía, Damon? Se quedó mirándome pero no hizo nada. En ese momento volvió a aparecer Matt.
- Roxy, vámonos a otro sitio. –parecía que ya no estaba bajo el control de Damon. Supongo que al entrometerme entre los dos no funcionó del todo. –Siempre tenemos gente molestándonos, marchémonos.
- Pero, tío, ¿No te había dicho que te largaras? –le miró Damon. Yo me solté de su mano y me largué con Matt.


Si mi plan parecía haber funcionado, pero no tal y como yo quería…

viernes, 5 de marzo de 2010

Capítulo.2

Stefan y Elena estaban en la cocina preparando la comida.

- Me preguntó dónde estará Roxy, estoy muy preocupada por ella.
- Tranquila, Elena. Roxy no es una niña…
- Me estoy volviendo paranoica. –se abrazó a Stefan. – Vale… Ya me tranquilizo. –miró a su chico. – Pero si no me coge el teléfono o no me llama, saldremos a buscarla.

**

Tras unas dos horas de viaje Damon paró frente a un bar y se bajó del coche.
- ¡Ya hemos llegado!
- Te recuerdo que no tengo la edad para beber.
- ¿Te recuerdo que soy un vampiro que tiene la capacidad de persuadir? –rió mientras se daba la vuelta.
- No pienso emborracharme. –pero Damon ya había entrado y no me escuchó. - ¡Maldita sea! –suspiré. - ¿Quién me ha mandado venir? ¡Tonta, Roxy, tonta!

Al acabar de maldecirme a mí misma decidí entrar en el bar, busqué a Damon con la mirada, le encontré sentado en la barra, me miró e hizo una seña para que me sentase a su lado.

- ¿Qué vas a tomar? –me preguntó.
- ¿Yo? Nada, ya te lo dije. –le contesté secamente.
- ¡Oh, vamos! No seas aguafiestas.
- No voy a beber, me niego.
- ¿Ya estamos con lo de ser buena y no hacer nada que Damon haga? ¡Olvídate por una vez de lo que digan Elena y Stefan y vive tu vida! ¡No puedes estar siempre escuchando lo que dicen! Tienes que decidir por ti misma las cosas… -Vale… Ese comentario había encendido mi bombilla. Tenía razón, no tenía porqué hacer siempre caso a mi hermana y a Stefan, ya no era una niña, tenía que aprender a decidir las cosas y pensar en las consecuencias, pero sin tener en cuenta a nadie más a que a mí.
- ¡CAMARERO! ¡Un tequila, por favor! –miré a Damon y me tomé el tequila de golpe. Me sentó algo mal al momento.

Damon se acercó a mí, pasó su brazo por mi hombro y sonrió satisfecho.

- ¡Así me gusta! ¡Dos tequilas más!

Pasamos un buen rato bebiendo más alcohol, yo ya había perdido la vergüenza y parte de mi autocontrol, tanto que empecé a hacer un concurso de quién aguantaba bebiendo tequila, no sé cómo pero gané…

- ¡Madre mía, Roxy! Y yo que creía que no tolerarías el alcohol y fíjate… -me soltó Damon.
- No me conoces lo suficiente… -me reí. – Voy un momento al baño, ¿vale? No te vayas sin mí…
- ¡No te preocupes ahora que me empiezo a divertir no me iré!
**

Elena ya estaba muy preocupada por su hermana, daba vueltas por la habitación echándose las manos a la cabeza.

- Stefan, esto ya es preocupante. ¿Dónde puede estar? Ya he llamado a Matt, a Bonnie y a Caroline y no la han visto… ¿Qué más puedo hacer? –se sentó en la cama.
- Es muy raro y lo que también es extraño es que aún no he visto a Damon, no ha pasado para estropearnos el rato… -fue entonces cuando se quedaron pensando y llegaron a la misma conclusión.
- ¡DAMON! –soltaron a la vez.
- Voy a llamarle… -dijo Stefan sacando su teléfono móvil.

Salió de la habitación y caminó por el pasillo, esperando a que su hermano cogiese el teléfono. Elena fue tras él.

- ¡Damon! ¿Dónde estás? –preguntó Stefan intentando calmarse.
- ¡Hermanito! Estoy por ahí… -contestó.
- Y por casualidad no sabrás dónde está Roxy, ¿no? –se comenzó a notar que estaba tenso. Se volvió a meter en la habitación de Elena.
- ¿Roxy? No… -se notaba que mentía.
- Sé que está contigo, Damon… Dime dónde esta…
- ¿Por qué? ¡Lo estamos pasando bien!
- He dicho que me lo digas… ¿Dónde está Roxy, Damon? ¡Dímelo ya! –gritó histérico Stefan mientras daba vueltas por la habitación.
- ¡No te preocupes, hermanito! ¡Está conmigo! ¡No le pasará nada! –rió y colgó.
- ¡Damon, Damon! –gritó Stefan. Y tiró el teléfono. Estaba muy enfadado.
- ¿Qué pasa? Está con él, ¿verdad? –le miró. Stefan tan sólo asintió con la mirada. - ¡Dios mío! Espero por el bien de tu hermano que no le pasa nada a Roxy… -Stefan la abrazó para consolarla.

**

Volví del baño, pero no me senté. Miré a Damon y no pude evitar preguntar al verle con el teléfono móvil en las manos.

- ¿Qué ha pasado?
- ¡Nada! ¡Me han llamado, pero no era nada! –me miró y sonrió.
- ¿Podemos irnos ya? Estoy cansada…
- Está bien, pero me tomo la última copa. –me acarició la cara al ver que estaba muy cansada.
- Vale… Te espero fuera, en el coche. –y salí por la puerta.

Salí fuera y me encontré con todo ya oscuro, hacía mucho frío y estaba sin la chaqueta, pero intenté aguantar, Damon no debía tardar mucho en tomarse la copa, así que me apoyé en el coche y esperé.
Iba pasando el tiempo y Damon no volvía, debía estar tomándose más de una copa… Todo estaba en silencio pero yo estaba asustada, comencé a tranquilizarme, pero algo interrumpió mi concentración, comencé a escuchar ruidos y me asusté mucho. De repente escuché unos pasos se iban acercando a mí, así que me levanté y me dirigí al bar, podía utilizar como escusa que tenía frío y que quería la chaqueta de Damon. Sí, esa era una gran idea, no quería que Damon notase que estaba asustada.
Me dispuse a entrar cuando alguien me agarró del brazo y me estampó contra la pared, no llegué a ver quién era hasta que se acercó a mi rostro. No podía ser Damon, no le había visto salir…

- ¿Qué tenemos aquí? ¡Mmmm! Una damisela en apuros… -era una voz que no conocía y debía ser un vampiro. Estaba muy asustada.
- ¡Suéltame! –me intenté soltar de sus brazos.
- No tienes nada que hacer pequeña… No te va a doler, será rápido… -se fue acercando a mi cuello, pero le pegué un puñetazo y retrocedió, yo corrí como pude pero me alcanzó y me tiré al suelo.
Hice lo único que me quedaba por hacer, pedir ayuda.
- ¡DAMON, DAMON! ¡AYUDA! –grité con todas mis fuerzas.
-

*[PUNTO DE VISTA DE DAMON]*

Estaba tomándome otra copa, sé que le había dicho a Roxy que sólo sería una, pero sentí la necesidad de beber más y así hice.
Me concentré en lo que había en el fondo de mi vaso, era Whisky del 1880, estaba bueno pero había probado de mejores. Aunque el Whisky no se podía comparar a la sangre humana, eso sí era algo delicioso. Me había acostumbrado tantos años a beber sangre, que sabía que si intentaba seguir la dieta de Stefan, de beber sangre animal, no iba a aguantar ni dos asaltos, así que, ¿para qué intentarlo?
Bueno… Ya estaba bien de reflexiones tontas… El alcohol parecía sacar siempre mi lado más filosófico y nostálgico, así que cogí el vaso y bebí el último sorbo.
Llamé al camarero y usé mi poder persuasivo para poder irme de ahí sin pagar. Tenía el dinero suficiente para pagar todo lo que bebimos aquella noche pero no tenía ganas de hacerlo. Me levanté y me paré en seco. Comencé a escuchar unos gritos, me giré a ver si alguien en el local estaba gritando pero no vi nada raro, profundicé mi oído y escuché de nuevo los gritos, venían de fuera, eran de una chica… La voz me sonaba… Era Roxy…
Corrí rápidamente hacia fuera y la vi ahí tirada en el suelo mientras un vampiro intentaba lanzarse sobre ella y morderle en el cuello.

"¡Ah, no! ¡Tú no! ¡Ponte a la cola, chaval!" –pensé para mis adentros.

- ¡Eh, tú! ¡Bicho feo! –le grité para provocarle.
- ¡Vete de aquí, no comparto! –contestó.
- Perdona que te lo diga… Pero es mía… -me acerqué.
- ¡Vete a la mierda, tío!
- ¿Tío? ¿Vete a la mierda? –ahora sí que me había cabreado. Me lancé sobre él y comencé a pegarle, no le dejé ni tan siquiera respirar. Y en cuanto le vi echado en el suelo sin poder defenderse, cogí una rama de árbol que encontré a mi alrededor y se la clavé en el corazón.

Me levanté en seguida y corrí a ver cómo estaba Roxy. La encontré inconsciente y tan frágil ahí tirada en el suelo… Sentí hasta pena. Todo aquello había sido culpa mía. Tan sólo esperaba que estuviese bien.
La cogí en peso y la metí en el coche, la tapé con mi chaqueta, estaba congelada. Arranqué el motor y nos dirigimos de nuevo a Mystic Falls.


Había sido una noche larga y aún lo sería más cuando la llevase a casa y me encontrase con Elena y Stefan. Pero eso ahora no me importaba en absoluto…

jueves, 4 de marzo de 2010

Capítulo.1

Me había vuelto a despertar sulfurada y empapada en sudor, el causante de todo ello tenía nombre y apellido… Damon Salvatore.

Llevaba unos días soñando con él, a veces eran pesadillas y otras veces aparecía en mis sueños para hacerme suya, para que acabase gritando su nombre, mientras él me besaba, me acariciaba, me susurraba al oído lo mucho que le gustaba y hasta me mordía en el cuello y bebía de mi sangre, pero aún así me gustaba.

Sabía que era un vampiro y que era peligroso pero no podía negar que me sentía atraída por él.

No se podía decir que Damon y yo fuésemos amigos, pero cuando me sentí mal por la ruptura con Alan, él me ayudó. No creía que fuese capaz de ser tan sensible…
Pero lo más extraño fue que en cuanto supo que Alan me había puesto la mano encima, le amenazó y fue entonces cuando Alan se marchó del pueblo y no volví a saber de él. Supongo que Damon usó su poder de persuasión para hacer que Alan me olvidase y abandonase así Mystic Falls.

Yo sabía que a pesar de todo, Damon tenía un lado humando, un lado bueno, que me había demostrado muy pocas veces, pero que ahí estaba.

A veces le tenía miedo, alguna que otra vez me había amenazado, decía que estar cerca de su hermano pequeño Stefan no era bueno, que él tan sólo quería hastiar a Damon y me amenazaba cuando hacía algo malo para que yo no se lo contase a Stefan. Pero yo sabía que en el fondo él nunca quería hacerme daño tan sólo quería protegerse.

Mi hermana melliza, Elena, siempre me decía de que me mantuviese alejada de él, que tarde o temprano me iba a hacer daño o quizás algo peor…
Siempre me decía que ella conocía bastante bien a Damon y que no era de fiar, pero ¿ella qué sabía de él?

Stefan, como hermano de Damon también me quería lejos de él, pero no, yo no quería. Estaba ya harta de que me tuviesen que vigilar y ordenarme cosas a las que estaba dispuesta a no obedecer. Ya me estaba cansando de todo aquello…

Reconozco que a veces no podía soportar a Damon, se pasaba de arrogante y de chulo, pero eso me hacía que me atrajese más.
Vale… A veces tenía ganas de pegarle un buen tortazo y que se comportase bien, pero ¿qué iba a hacer? Él era así y a mí me gustaba…

Maldito despertador, ¿porqué tenía que sonar ahora? Con lo bien que estaba yo echada en mi cama pensando…

Me fui a levantar de la cama, tenía aún sueño, cuando entró Elena para avisarme de que era la hora.

- Roxy, levántate. –me dijo sin tan siquiera mirarme.
- Estoy levantada. –le contesté. – Llevo ya un buen rato así.
- ¿Has dormido mal? –se sentó en mi cama y yo hice lo mismo.
- Sí…
- ¿Pesadillas? ¿O qué era? –me miró.
- Nada… No me acuerdo de nada de lo que he soñado… -mentí. –Lo único que sé con claridad es que no he dormido bien.
- Sabes que si te pasa algo puedes contármelo, ¿no? –me miró Elena. Yo tan sólo la abracé. – Venga vístete, que dentro de nada vendrá a recogernos Stefan. –y se marchó de mi habitación.


**


Ya habían empezado las clases y no hacía más que dormirme en todas ellas. Ya había perdido la cuenta de los avisos que había recibido por parte de cada profesor. Pero era inevitable dormirme, no había dormido a penas y así llevaba ya un buen tiempo…
Yo sólo deseaba que sonase el timbre para poder salir al recreo y despejarme, lo necesitaba… y mucho.

Estos eran los momentos en los que me apetecía parar el tiempo, el Profesor Saltzrick no paraba de explicar. Todo eso ya me lo sabía… La Primera Guerra Mundial… ¡Qué rollo! Preferiría oírlo de alguien que de verdad la vivió… Debería preguntar a Stefan o quizás a… Damon. Ellos sabrán más acerca del tema que el profesor…
Bueno… Si me decidía podía intentar probar de acercarme a Damon para que me explicase su experiencia, sería una buena forma de estar con él y encima aprender algo de historia.
¡Decidido tenía que hacerlo! Al terminar las clases iría a verle e intentaría preguntarle a ver que me podía contar.

¡Por fin sonó el timbre! Salí corriendo de clase y me dirigí a las afueras del instituto y me senté en un banco, ahí comencé a merendarme mi bocadillo. En ese momento me senté sola no tenía ganas de estar con Stefan y Elena, y no es porque estuviese enfadada sino porque me notarían rara y no pararían de interrogarme hasta sacarme lo que querían saber, y no estaba yo para interrogatorios de una hermana paranoico y de un vampiro sobreprotector.

Estaba de nuevo sumergida en mis pensamientos, estaba demasiado concentrada en ellos, que ni me di cuenta que alguien se había acercado a mí y se había sentado a mi lado.

- ¡Buu, enana! –reconocí esa voz y salí de mis pensamientos.
- ¿Damon? ¿Qué haces aquí? –le miré a los ojos, aunque no aguanté mucho su mirada. - ¡No me llames enana, no eres mucho mayor que yo! –reaccioné cuando analicé cada una de sus palabras.
- Sólo tengo ciento sesenta y pico años más que tú… -rió.
- Vale… ¡Has ganado! –me reí y luego le miré. – No has contestado aún a mi pregunta.
- ¡Ah sí! ¿Qué hago aquí? Pues me aburría en casa, no quería estar todo el rato solo, ya que Stefan le ha dado por ir al instituto. No sé qué tiene de interesante… ¡Wau, el instituto! –soltó irónicamente.
- Pues puedes aprender mucho… -dije sin mirarle.
- Yo ya sé muchas cosas y no me las ha enseñado ningún profesor chiflado de esos que se cree que sabe mucho y al fin y al cabo no sabe nada. La experiencia también enseña mucho, ¿sabes?
- Hablando de eso… Me gustaría que me explicases algo… -le miré como intentando pedir permiso para seguir.
- Adelante… Suéltalo, que no muerdo… Bueno sí muerdo, pero, no… Bueno tú me entiendes. –se hizo un lío.
- Quiero saber cómo viviste la Primera Guerra Mundial… -me miró y comenzó a hacer memoria
- Me dieron la oportunidad de luchar en el frente… Pero no acepté, tenía cosas mejores que hacer… En cambio, Stefan si aceptó y le fue de maravilla. Yo me pasé toda la guerra huyendo de un pueblo a otro y viviendo nuevas aventuras… Conocí a una chica, que estaba… -le callé de repente.
- Es suficiente, Damon. Gracias. –me giré.
- Tú sabes muy pocas cosas de mí… Algún día tengo que contarte más cosas… O mejor, tendrás que averiguarlas por ti misma…
- Eso no lo dudes… Quiero saber más de ti… -le volví a mirar fijamente a los ojos, él hizo lo mismo.


Fue entonces cuando sonó el timbre que indicaba que tenía que volver a clase y seguir con el rollo de siempre… Se notaba que hoy no tenía ganas de estar en clase… Y parece ser que Damon también lo notó.


- ¿Por qué no te vienes conmigo? –me soltó de repente.
- ¿A dónde? No puedo… Tengo clase. -¿por qué le evitaba si yo quería irme de ahí ahora mismo?
- Pues podríamos ir a dar una vuelta y luego a mi casa… -me miró suplicando.
- No estarás haciendo eso de persuadirme, ¿no? –le miré algo enfadada.
- ¡Tontita! ¿Cómo lo voy a hacer si llevas la pulsera de verbena que te dio Stefan para protegerte de mí? –me toqué la muñeca y era cierto, llevaba la pulsera.
- Lo había olvidado… -me sonrojé.
- ¡Venga vente! Que sé que no tienes ganas de estar aquí… -hizo una pausa. –Ojalá pudiera leerte el pensamiento y saber qué está rondando ahora mismo por tu cabecita.


“¿Leerme el pensamiento? ¡Oh no! Menos mal que no podía porque sino si que acabaría muerta de la vergüenza…


- Vámonos… -me levanté después de pensármelo un rato.
- ¡Bien! ¡Por un día vas a ser una chica mala! ¡Me gusta! –me agarró la mano y me llevó a su coche, rápidamente arrancó y perdí de vista el instituto.


**


Ya había tocado el timbre que indicaba que todo el mundo podía irse a casa. Elena salió de clase y se despidió de su mejor amiga Bonnie y esperó a que salieran Stefan y su hermana, Roxy.

Alguien se acercó por detrás la abrazó y le dio un beso en el cuello.

- ¡Stefan! ¡Qué susto! –se giró sobresaltada Elena.
- Lo siento no era mi intención asustarte. –le dio un dulce beso.
- ¿Has visto a Roxy? Llevo un rato buscándola. Me dijo que la esperase aquí al salir de clase.
- No… No la he visto en todo el día.
- Voy a llamarla. –cogió su móvil y marcó el número de su hermana. –Venga, cógelo, Roxyy.
- ¿Qué pasa? –preguntó Stefan.
- No lo coge.
- Tranquila no te preocupes, a lo mejor se encontraba mal y se ha ido antes a casa.
- Sí, puede ser… Qué paranoica soy…
- ¡Venga vamos a casa, Señora Paranoica! –le dio un beso y marcharon a casa de Elena.


Mientras en otro lado...


En el siguiente capítulo...
- ¿Dónde está Roxy, Damon? ¡Dímelo ya! -gritó histérico Stefan mientras daba vueltas por la habitación. - ¡No te preocupes, hermanito! ¡Está conmigo! ¡No le pasará nada! -rió y colgó. ¡Damon, Damon! -gritó Stefan.

¡Hola!

Dentro de muy poco iré subiendo el primer capítulo. ¡No lo tengo terminado del todo así que paciencia y espero que os guste!

¡Gracias! =)