domingo, 23 de mayo de 2010

Capítulo.10

Notaba su aliento en mi cuello, notaba como me besaba cuidadosamente pero con deseo. Jamás un chico había conseguido que sintiera lo que sentía cuando Damon me besaba. No pude evitar suspirar cuando note su respiración detrás de mi oído. Eso le gustó ya que escuche una leve risa entrecortada que salía de su boca. Su deseo aumentaba cada vez más y no sabía si era por tenerme como mujer o como presa, yo simplemente me dejaba llevar. Paró de besarme el cuello para mirarme, yo abrí los ojos y note como me acariciaba el pelo.

-No sé si puedo-dijo él retirándose bruscamente de mi hacia el otro lado de la cama.

Yo me incorporé y me acerqué a él, Damon me daba la espalda, estaba sentado en el borde de la cama mirando la puerta de la cabaña. Me puse de rodillas en la cama, posé una mano en su hombro,

-¿Cómo que no sabes si puedes?-le pregunte susurrándole al oído

El giró la cabeza dejando su rostro a escasos milímetros del mío, nuestros labios casi se rozaban.

-Tengo miedo a hacerte daño, y no sabes las ganas que tenía de morderte mientras te besaba el cuello…
-Pero no lo has hecho-volví a susurrar.

Nos miramos a los ojos durante un instante, que se hizo largo, lo único que quería era besarle, y sabía que Damon no daría el primer paso. Aparté la mirada y empecé a besarle la espalda, subiendo por la parte de atrás del cuello hasta llegar a su boca. Él se volvió a apartar, aunque esta vez le costó un poco más. Le miré a los ojos. El bajo la cara. Jamás le había visto así, tan protector, tan débil, tan frágil, tan humano.

-Damon…soy yo la que debería preocuparse por entregarse a un vampiro- dije con un tono de humor.-Pero como ves no estoy preocupada, se que no harás nada que pueda lastimarme.
-A lo mejor yo no quiero hacerte daño-dijo levantando la mirada- De lo que no estoy tan seguro es de que mis instintos no quieran hacerlo.
-Tú y nada más que tú eres quien los controlas, pero si no quieres lo comprendo- dije mientras le acariciaba la cara.

Me aparté de Damon y me dirigí hacia el extremo de la cama, me levanté y le encontré frente a mí.

-Si te hiciera daño no me lo perdonaría en mi eterna vida- Dijo en un leve susurro que me costo escuchar. Entonces me besó.

Me tumbó en la cama con cuidado y me empezó a desabrochar los botones de la camisa mientras me miraba a los ojos.

-¿Estás seguro?-le pregunté.
-De lo único que estoy seguro es de que quiero estar contigo.
-Yo creo que eso es lo más bonito que me has dicho en toda tú vida- me empecé a reír con ganas.
-Me encanta tu sonrisa-Dijo Damon
-A mi me encanta que te encante- volví a sonreír, entonces le besé.

Le subí la camiseta negra que tan bien le quedaba y se la quité dejando su torso al descubierto. Cambiamos de posiciones y quedé sentada encima de él. Me abrazó la cintura y nos empezamos a besar. Nos besábamos apasionadamente, el bajo sus labios por mi cuello mientras jugaba con las manos con las tiras de mi sujetador, hasta que noté un leve dolor en mi hombro. El paró de besarme y yo me aparté, entonces me miré en el lugar donde me dolía, estaba sangrando. Sin darme cuenta caí al suelo y vi como Damon se apartaba a la esquina más lejana de la habitación.

-¡VETE!-Gritó con furia
-Damon, ¿es…estás bien?-Dije acercándome a él con cuidado
-¡QUE TE VAYAS!-gritó otra vez

Yo estaba asustada, no por el hecho de que Damon me pudiera hacer algo, sino por como estaba él. Todo esto había pasado por mi culpa.

-Damon, cálmate, estoy bien- dije intentando tranquilizarlo.
-No estarás bien sino te vas-avisó
-No me pienso ir-Grité. Pero entonces se abalanzó sobre mí empujándome contra la pared.

En ese momento me dí cuenta de que el que ahora estaba conmigo no era Damon con su faceta humana, sino con su faceta vampírica.

-Damon, tú eres quien controla tus instintos recuérdalo- dije mientras su brazo me retenía contra la pared. Le miré a los ojos, todavía seguía viendo al Damon frágil y débil, al Damon que necesitaba a alguien que le quisiese.

Empecé a ver como la boca de Damon se acercaba a mi herida. Cogí su cara con las dos manos y le obligué a que me mirase.

-Damon, sé que no quieres hacerlo, sé que tú puedes, sé que puedes conseguirlo- dije con un hilo de voz, no quería ponerme a llorar, pero noté como una lágrima caía por mi mejilla. El no habló.

-Damon, por favor, puedes controlar tus instintos, piensa en lo que quieres en realidad…- no pude evitarlo y le besé.

Él al principio se negaba al beso, estaba sediento de sangre y lo único que quería era beberse la mía. Poco a poco noté como su tensión corporal fue desapareciendo, sus brazos cayeron dejando que me apartara de la pared. Su brazo rodeo mi cintura mientras que nuestras bocas seguían unidas. Me aparté y le miré. Él seguía con los ojos cerrados, pasé mis manos por su frente, bajándolas cada una, por una de sus sienes, dejándolas quietas en sus mejillas. Finalmente abrió los ojos.

-Estás loca- dijo susurrando.-Si no me llego a controlar…
-No te imaginas lo orgullosa que estoy de ti-le dije al oído- has podido controlar tus instintos
-No podré controlarlos por mucho tiempo si eso sigue sangrando…-sonrío
-Uy lo siento, ahora vuelvo-le besé, cogí la camisa y salí de la cabaña a un lago que había al lado, para lavarme la herida.

Al cabo de 5 minutos volví a entrar en la cabaña, vi a Damon sentado en un sillón situado en una de las esquinas de la cabaña, me acerqué a él y me agarro para que me sentara en sus piernas. El al verme sonreír me dijo

-No te imaginas lo que podía haber pasado, ¿verdad?
-Exacto, tú lo has dicho, podía haber pasado, pero no ha sucedido.- Me acarició la cara.
-No ha pasado esta vez, pero puede pasar otra…
-ssshhh -le corté.-Dicen que a la tercera va la vencida, ¿no?
-No sé a que te refieres-dijo Damon poniendo cara de duda.
-Bésame.

Damon no se lo pensó dos veces y me besó.


Esta vez notaba como iba con precaución, notaba como no quería hacerme daño. Me levanté de encima suya y le agarre de la mano para levantarle del sillón, y le dirigí a la cama. Damon se sentó, yo seguía de pie, me rodeo la cintura con los brazos.

-Aún estás a tiempo de echarte atrás-le dije
-Tú también…-contestó mirándome a los ojos
-¿Por qué me debería echar atrás?
-Porque vas a estar con un vampiro-dijo poniendo esa sonrisa torcida que tanto me gustaba.
-Ay, si es verdad…tienes razón, me voy-dije dándole un leve beso en los labios y dándome media vuelta para dirigirme a la puerta de la cabaña.
-¿Te vas de verdad?-me preguntó con asombro. Corriendo me giré y me tiré encima de Damon quedando los dos tumbados en la cama, yo encima de él.
-y tú, ¿de verdad creías que me iba a ir?-me reí
-Eres un poco mentirosilla-dijo mientras cambiaba de posición y se ponía encima de mí.

Nos empezamos a besar, a acariciarnos, me quitó la camisa que me volví a poner cuando salí a lavarme y bajo sus labios, dándome besos por el pecho y la tripa hasta llegar al borde de mi falda, me la desabrocho y me la empezó a bajar. Volvió a entretenerse con mi cuello.

-No sabes lo que deseaba estar contigo, Roxy.
-No sabes lo que deseaba escuchar eso, Damon.

Nos fundimos en un beso. Y seguimos a lo nuestro. Yo le fui desabrochando poco a poco el pantalón, mientras el se quitaba la camisa.
Todo pasó muy rápido, ya estábamos ambos desnudos. Yo sentía algo de vergüenza, nunca había estado así con un chico. Agaché la vista avergonzada.

- No tienes porqué avergonzarte… Eres preciosa, Roxy. –me dijo mirándome de arriba abajo.

Yo no dije nada y le besé.

Y así nos fundimos en un solo ser. Fue todo tan especial. Nunca creí que mi primera vez iba a ser tan bonito y nunca creí que fuese a ser con Damon. El chico que me volvía loca, que hacía que cada una de hormonas se revolucionase al verle.

**

Después de hacer el amor nos habíamos quedado dormidos. Yo acabé por despertarme. Me giré y vi a Damon. Durmiendo parecía un humando… Se le veía tan dulce y tranquilo. ¡Era tan bello!

Después de observarle un rato decidí levantarme de la cama y dirigirme al lago. Sentía la necesidad de bañarme un rato. Cogí mis cosas y salí de la cabaña.

Me introduje en el agua y cerré los ojos. Quería relajarme un poco y recordar todo lo que había pasado hacía tan sólo unos instantes.

De repente noté como alguien me acariciaba el cuello y la espalda. Sonreí y me di la vuelta. Era Damon.

- ¿Qué haces aquí? –me preguntó. Yo me abracé a él.
- Quería darme un baño. –nos quedamos mirando. Estábamos a unos centímetros de besarnos. Yo miré sus preciosos ojos azules. Me quedé como hipnotizada. Eran los ojos más hermosos que había visto en mi vida. No me moví pero él dio el paso y me besó. Fue un beso muy dulce y con mucho sentimiento. Yo me dejé llevar.


Todo era un sueño para mí. No me lo podía creer.

1 comentario:

  1. Me lo acabo de leer, y me ha encantado =)
    voy a leer el próximo :)

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