miércoles, 5 de mayo de 2010

Capítulo.9


Me desperté de golpe. No sabía qué hora era, pero aún estaba oscuro. No veía nada, pero pude darme cuenta de que no estaba en mi habitación.
Comencé a acordarme de todo lo que había pasado aquella noche. Y me di cuenta de que estaba en la habitación de Damon.
No es que lo supiese porque ya hubiese estado ahí antes, al contrario, era la primera vez que pisaba esa habitación, pero sabía con certeza que esa era la habitación de Damon.

Me levanté con cuidado para no hacer ruido. Aunque no sabía porqué no iba a hacer ruido, si se suponía que estaba sola en la habitación.
Pero yo seguí caminando sigilosamente.
Iba algo mareada así que me tambaleaba, debía ser efecto del alcohol. Seguí caminando con mucho cuidado, tenía miedo a caerme.

Di unos cuantos pasos más cuando me topé con algo, mejor dicho, me topé con alguien. No veía nada así que no pude deducir quién era.

- ¿Qué haces levantada? –reconocí la voz. Era la de Damon. Justo la persona que menos quería ver en ese momento.
- No puedo dormir… -me aparté bruscamente de él.
- Tienes que dormir… No te encuentras bien… -me dijo mientras sentía como se volvía a acercar a mí.
- No quiero dormir, ¿vale? –le solté furiosa. Y en ese momento noté como me mareaba y estaba apunto de caer. Damon me agarró y me llevó hasta la cama. Ahí me tumbó con delicadeza.
- Tienes que intentar descansar un poco. –me acarició el pelo. Yo me aparté como pude. No quería sentir sus caricias. Quería poder resistirme a él.
- ¿Por qué eres así? –me giré de golpe.
- ¿Así? ¿Cómo?
- Eres tan odioso. A ratos me siento atraída hacia ti, pero después no puedo hacer otra cosa que no sea odiarte. Haces que sienta tantas cosas por ti, que no sabría por dónde empezar para explicártelo. –él se sentó sobre la cama y me hizo girarme.
- ¿Qué es lo que sientes? –noté como me miraba. No le veía mucho, pero por la luz de la luna pude verle un poco la cara.
- Me encanta cuando sacas tu lado bueno… Siempre dices que no lo tienes. Vas de chico malo, pero en el fondo eres muy dulce… Sabes que no me puedo resistir a ti… Pero no soy lo que buscas… Tú amas a Katherine…
- No soy lo que buscas… Tú deberías estar con un chico como Matt… El típico chico bueno… Algo más parecido a Stefan…
- Cállate, Damon…

Me recosté sin dejar de mirar a Damon y cuando ya estaba sentada, me acerqué a su rostro. Estaba a unos centímetros de sus labios. Lentamente puse una de mis manos en su pecho y la otra sobre su cabello.
Tan sólo deseaba que no me rechazase en ese momento. Quería sentir mis labios sobre los suyos. Era una necesidad.

Vi como el último paso lo iba a dar Damon. Se estaba acercando intentando acortar la poca distancia a la que estábamos.
Pero en ese momento tocaron a la puerta y nos interrumpieron. Nos apartamos rápidamente.
Damon se sentó en la silla que había al lado de la cama y yo me volví a tumbar. Yo me hice la dormida.

La persona que había tocado era Elena. Entró lentamente y se acercó a la cama. Se sentó y me acarició el pelo.

- Está dormida. –dijo Damon. Noté como Elena se sobresaltaba del susto que había recibido.
- ¡Damon! No sabía que estabas aquí… -intentó calmarse.
- Lo siento no pretendía asustarte. Me he quedado un rato porque estaba algo asustada.
- No sabía que fueses tan bueno… -dijo Elena con un tono burlón.
- Sigo siendo el hermano malo por si no lo recuerdas… -le soltó Damon.

Elena se levantó y salió de la habitación. Damon esperó. Se acercó a Roxy y se percató de que estaba dormida. Imitó a Elena y salió de la habitación procurando no hacer ruido.

**

A la mañana siguiente me levanté y volví a acordarme de todo lo de la noche anterior. Estaba en la habitación de Damon. Me dolía mucho la cabeza. ¡Bien! Tenía resaca… ¡Vaya día me esperaba!

Bajé al salón y ahí me encontré a Stefan sentado en el sofá. Me acerqué procurando no hacer ruido. Pero me escuchó.

- ¡Roxy! ¿Ya estás mejor? –me preguntó y en tan sólo un instante lo encontré frente a mí. Me abrazó.
- Sí… Bueno, aunque tengo resaca. ¿Y Damon y Elena? –mire a mi alrededor a ver si les veía.
- Elena salió a comprar unas cosas y Damon… La verdad es que no sé dónde está… Podría estar en cualquier parte y haciendo sabe Dios qué… -yo me reí.

Me senté en el sofá y Stefan se sentó a mi lado. Se me quedé mirando. Yo me sentí muy incómoda.

- ¿Sabes? Damon está muy cambiado… -me dijo. Yo no le miré.
- ¿Ah sí? –agaché la vista. –Pues yo le veo igual que siempre.
- Y ya sé a qué se debe ese cambio. –se acercó a mí. Yo estaba nerviosa. Me quedé callada, pero él siguió hablando. – Es por ti… Está muy protector contigo… Ni te podrías imaginar cómo se puso al encontrarte la noche pasada en el callejón. Estuvo apunto de matar al chico que abusaba de ti. Y ya no es el que era antes… Y te lo puedo asegurar, Roxy. Conozco a mi hermano mejor que nadie. Parece que vuelve a ser aquel chico, humano, que se enamoró de Katherine. Y que lo hubiese dado todo por ella…
- Yo no noto eso… -dijo Roxy mirando al fin a Stefan.
- ¿Y entonces porque siente la necesidad de besarte a cada momento que pasa? –me soltó Stefan y sonrió.
- ¿Cómo sabes tú eso? –me puse de rodillas en el sofá y miré a Stefan.
- Ser un vampiro tiene ventajas, y una de ellas es que puedo leer el pensamiento a mi hermano. –me volví a sentar bien en el sofá. – A ti te gusta mucho…
- No es bueno que estemos juntos… -le dije secamente. –Tú y Elena no lo aceptaríais.
- Se puede cambiar de opinión… Yo sólo quiero que seas feliz y si es con Damon… Pues tendré que aceptarlo. –sonrió. Yo le abracé y caímos los dos tumbados en el sofá.

En ese momento entraron Elena y Damon.

- ¿Qué está pasando aquí? ¿Qué nos hemos perdido? –preguntó Damon.
- ¡Estábamos hablando y jugando un rato! –contesté yo mientras me levantaba de encima de Stefan.
- ¡Me encanta que os llevéis tan bien! –dijo Elena y se tiró encima de nosotros.
- ¡Me estás ahogando! –grité yo. Elena se levantó y yo la imité. Miré a Damon, pero en seguida desvié la vista.

Subí arriba a cambiarme de ropa. Elena había aprovechado y había pasado por casa para traerme ropa limpia. Me vestí y bajé de nuevo al salón. Ahí estaban los tres sentados en el sofá, hablando.

- Me voy a dar una vuelta. ¡Vengo luego! –me despedí.
- ¡No tardes mucho! Y si pasa algo avísanos. –me advirtió mi hermana.
- ¡Está bien! ¡Adiós! –y cerré la puerta.

Caminé por el jardín de los al rededores de la mansión Salavatore. Me alejé bastante de la casa. Tenía unos terrenos enormes, que nunca antes había visto.

Seguí caminando sobre el verde césped. Tenían un jardín hermoso.
De repente me paré en seco. Noté como alguien me seguía. Me quedé parada sin moverme. Cerré los ojos y noté como esa persona posaba sus manos sobre mis hombros.

Con una rapidez inimaginable me giró y me quedé frente a esa persona. Abrí los ojos y me encontré con Damon.

- ¡Me has asustado! –intenté recuperarme.
- Te diría que lo siento, pero es que pretendía asustarte. –reía él.
- Ja-ja. –reí sarcásticamente. - ¿Qué haces aquí?
- No quería dejarte sola. No vaya a ser que te largues y nos hagas buscarte otra vez. –sonrió. Hubo un pequeño e incómodo silencio. –Ven voy a llevarte a un sitio. –me cogió de la mano. Yo sentí un escalofrío al notar el tacto de Damon. Una sensación de satisfacción recorrió todo mi cuerpo.
- ¿Dónde me llevas? –le pregunté.
- Ahora lo verás. –tiró de mí.

Caminamos un rato más, a lo lejos se veía una pequeña pero bonita cabaña. Yo me paré en seco. Damon se giró y me miró.

- ¿Qué pasa, Roxy? –me preguntó Damon.
- Damon… Stefan y yo hemos hablado sobre ti…
- Y, ¿qué pasa? –me miró.
- ¿Es verdad que me deseas? Y que no puedes pensar en otra cosa que en besarme… -me acerqué a él.
- ¿De dónde has sacado todo eso? –se giró.
- Stefan me lo ha dicho. Además te noto muy cambiado, no eres el mismo… Eres mucho más dulce conmigo.

De repente Damon me acorraló contra el tronco de un árbol y pegó un fuerte golpe en él.

- Eso es mentira… -me miró con ira.
- ¿Acaso es mentira que ahora te mueres de ganas de besarme? –le miré con picardía y esperé alguna reacción por parte de Damon, pero no hizo nada. Estuve a punto de rendirme y de escapar de la presión que ejercía sobre mí, cuando Damon se lanzó a besarme salvajemente. Yo tardé en reaccionar, pero luego le correspondí.
- ¿De verdad que quieres esto? –me preguntó Damon al separarse de mí para que yo pudiese respirar.
- Ajá… -asentí con un hilo de voz mientras me besaba el rostro.

Volvió a mis labios y comenzó a besarlos de nuevo. Me cogió en brazos y en tan sólo unos segundos ya estábamos dentro de la cabaña.

Pude darme cuenta de que en esa acogedora cabaña había una cama de matrimonio. Es lo único que alcancé a ver.
Damon me llevó hasta ella y me miró.

- ¿Confías en mí? –me preguntó mientras me acariciaba el cuello. Me estaba pidiendo permiso para besarme el cuello.
- Tú nunca me harías daño… -le besé dulcemente. – Pero, ¿sabes? Tengo miedo… Es la primera vez que estoy con un chico. Ya me entiendes…
- ¡Shhh! –me tocó el rostro con las dos manos, me dio un tierno beso. Me tumbó con mucha delicadeza sobre la cama y bajó hasta mi cuello para besarlo…

1 comentario:

  1. uy! como está la cosaaaa.... XD
    espero el siguiente pronto Vicky =)
    bss

    ResponderEliminar